La semana pasada tuve que hacerme el Test de Tolerancia Oral a la Glucosa, TTOG o curva larga de glucosa, ya que el test O’Sullivan me salió alterado por segunda vez en el embarazo.
Me hice esta prueba el miércoles, y aunque el viernes fue fiesta, pensé que si hubiese urgencia, me llamarían igual. De todos modos, el lunes no recibí tampoco ninguna llamada, por lo que daba por hecho que la prueba había salido bien.
No había caído en que como ayer ya tenía cita con la matrona, quizás se habían ahorrado esa llamada.
Me presenté en la matrona y le comenté que tendría que darme los resultados de dicha prueba. Mientras yo hacía pipí en la tira reactiva que dice si tengo infección o no, ella buscó mis resultados. Al volver del baño me dio la noticia.
Te han salido alterados los 3 valores. Únicamente está bien la glucosa basal, pero tienes diabetes gestacional, así que ya no vendrás más a este CAP y te derivo al hospital para que te lleven el endocrino y la ginecóloga de allí. Ahora es considerado un embarazo de riesgo.
Tal cual me dijo eso, grité un “nooooo!!!!” y me eché a llorar llevándome las manos a la cara.
La matrona intentó tranquilizarme, y yo misma le dije que sabía que no era para tanto, que simplemente tendría que portarme bien con la comida y que seguramente no pasaría nada más, pero sentí de repente una presión enorme en plan “si no me porto bien con la comida, puede afectar a Bichito”. Y me asusté mucho.
Aunque ahora que ya estoy escribiendo esto más fríamente, creo que he reaccionado así porque estoy muy de bajón a nivel general con los dolores de espalda y cadera, y esto es como otra montaña más.
No será porque no estoy acostumbrada a luchar, a hacer frente a todo lo que viene, pero si junto las “hormonas lloricas del preñao” con todos mis dolores, el no dormir por las noches, el tener que trabajar 8 horas al día siguiente en una postura incómoda con cierto nivel de estrés… pues le encuentro sentido a mi bajón, la verdad.
Ahora tengo que esperar a que me llamen desde el hospital en el que daré a luz para visitarme con el endocrino y la ginecóloga. Ellos me darán las instrucciones a seguir y veremos como evoluciona la cosa y qué grado de diabetes manejo.
Mi Bichito tiene la capacidad de hacerme sonreír hasta cuando me sorbo los mocos en plena llorera. Se me apuntala a la derecha de la barriga, me la deforma y yo solo puedo mirar hacia abajo y decirle “se nos han acabado los dulces, majete”.
Estoy muy ñoña. Muy feliz, pero ñoña, ñoña, ¡ñoñísima!
¿Alguien en la sala que pertenezca al 10% de embarazadas con diabetes gestacional? ¿Cómo lo lleváis?