Revista Educación
El 4 de junio de 2012 me comunicaron que tengo una larga enfermedad. Le pregunté al médico si, además de larga, iba a ser penosa a lo que me contestó: “Habrá que esperar a tener todas las pruebas”. Había leído tantas veces esa expresión en los periódicos sin entender de dónde sale o por qué se utiliza este eufemismo… hasta que lo viví. El cáncer genera tantos sentimientos negativos, tanto dolor, aún da tanto miedo que quizás tratamos de encontrar un término que no desgarre por dentro, no ya a ti, sino a los demás.Quise hacerme a la idea desde el primer segundo y ponerle nombre. Lo mío se llama L-E-I-O-M-I-O-S-A-R-C-O-M-A, pero viendo las lágrimas y las manos que se van a la cabeza, sintiendo los silencios al otro lado de la línea, las miradas tristes, las sonrisas heladas a veces he querido desviarme y decir otra cosa o simplemente no decir.Sin embargo, para este lance –en el que ya vislumbro la victoria- hace falta ir a tumba abierta. Forma parte del tratamiento no pautado por los médicos. Recuerdo cuando salí de la consulta. Me sentía única, diferente, sola. Así que opté por contarlo a todo el que preguntó.Lo mío se llama L-E-I-O-M-I-O-S-A-R-C-O-M-A. Cuando las personas superan el miedo, se reponen a las lágrimas, bajan las manos que se habían llevado a la cabeza, se atreven a romper el silencio al otro lado de la línea, dejan atrás las miradas tristes y descomponen esas sonrisas heladas empieza lo mejor porque todos son capaces de encontrar una experiencia que te ayude en tu lucha.No soy única, ni diferente ni estoy sola. Me acompaña mi amiga, la amiga de mi madre, la madre de mi amiga, la pequeña sobrina de mi amigo, mi enfermera, mi hermano, mi padre, mis abuelos y tanta otra gente que ha tenido lo suyo y ha querido compartirlo conmigo.Y por supuesto, no tengo una larga y penosa enfermedad.PD. La imagen pertenece a la magnífica web www.ihadcancer.com, una comunidad de apoyo para quienes luchan contra el cáncer y las personas que ayudan a los que luchan.
