Revista Cultura y Ocio

Diálogo

Por Calvodemora
Lo dijo sin pensarlo mucho. Esperaba que le permitieran ir contando, sin articular mucho las frases, sin entrar en honduras. Por el capricho de hacer un perfil. Por hacer una semblanza. Escribo, veo cine, leo libros, no hago deporte, voy de bares, enseño inglés, paseo con la familia, escucho jazz, no juego al mus, sé pedir perdón, duermo siestas memorables, fumo sin excesos, bebo como fumo, no creo en Dios, no conduzco desde hace 20 años, me rasuro al cero a comienzos de verano, me dejo crecer la barba cuando principia el otoño, viajo menos de lo que querría, me guardo de perder el control cuando me encienden, huyo del sol, adoro los días de lluvia, soy de una puntualidad grosera, no salgo a la calle sin los cascos de mi iPhone, mantengo un blog desde hace siete años, lo alimento casi a diario, soy del Real Madrid sin fanatismo alguno, admiro el tesón y la firmeza, como a destajo en ocasiones o prescindo de comer, albergo la esperanza de que el mundo no acabe convertido en un parque temático gobernado con mano avara por dos o tres multinacionales, tengo en el amor de los míos el aire con el que me lleno y procuro ser aire también yo para cuando ellos precisen llenarse, no soy amigo de salir al campo y pasear entre la floresta, me encanta lo urbano al punto de que soy feliz en una avenida, amo las grandes ciudades, aunque viva en una pequeña. En parte soy todo esto que cuento, pero probablemente lo que soy verdaderamente es lo que no se me ocurre cómo escribirlo, todas las cosas que entiendo como propias y a las que no sé registrar en palabras. Y luego está la fascinación que las palabras ejercen en mí. No hay día en que no sienta que les debo algo o día en que no me sienta privilegiado por manejar unas cuantas y manejarme con ellas en lo que expreso por escrito o hablando. Hablo mucho, a decir de todos los que me rodean. Estaría bien que dijesen que escucho mucho o que hablo mucho, pero lo hago bien. No busca uno la bondad sino el afecto. En esencia quizá solo buscamos que nos amen. La literatura entera sería un acto de amor. Al final siempre terminas hablando de lo de siempre. La literatura. El afán de Dios. Su negación. La devoción por la belleza. Creo que esta confesión no aporta nada, creo que quienes te conocen saben a qué atenerse o no lo saben en absoluto y no les interesa qué puedas pensar. Escribo, K. No alcanzo a encontrar con lo que me sienta más realizado. Es una metaescritura, una escritura vuelta hacia sí misma, un cofre lleno de conceptos sobre el cofre mismo, pero vacío quizá. Sobre la vacuidad también se puede escribir. Igual la literatura entera ha ido afinando ese concepto, K. Voy a abrirme una cerveza. 

Volver a la Portada de Logo Paperblog