En una Isla tranquila, al Sur
(A Summer Place, 1959)
Director: Delmer Daves.
Guión: Sloan Wilson, Delmer Daves (sobre la novela homónima de Sloan Wilson).
Reparto: Sandra Dee, Troy Donahue, Dorothy McGuire, Richard Egan, Constance Ford, Arthur Kennedy, Beulah Bondi, Jack Richardson, Martin Eric.
Premios Oscar: No obtuvo nominaciones.
Premios Laurel del Sindicato de Productores: Mejor Música (Max Steiner).
Otros títulos: Una Isla tranquila al Sur / Verano de Amor / Scandalo al Sole / Amores Clandestinos / Les Amants de 20 Ans
Ken Jorgenson (Richard Egan), un apuesto hombre de origen escandinavo, regresa a la isla de Pine para pasar unas vacaciones con su familia. Veinte años atrás él había trabajado allí como guardacostas y tuvo una relación amorosa con Sylvia Hunter (Dorothy McGuire). Sin embargo, ahora ambos saben que sus respectivos matrimonios, tocados por una evidente crisis conyugal, hacen inviable retomar la relación de antaño. Ken hace varios años que se encuentra casado con Helen (Constance Ford), con la que tienen una hija en común, Molly (Sandra Dee). Sylvia hizo lo propio con Bart Hunter (Arthur Kennedy), y tienen un hijo de nombre Johnny (Troy Donahue). La pasión de entonces vuelve a resurgir, desembocando en una relación extramarital. Para complicar las cosas, los hijos de ambos se enamorarán y comenzarán a tener una relación secreta, a pesar de que la madre de ella, no este de acuerdo con esta relación.
Para cerrar con broche de oro nuestros especiales de verano, hoy tendremos la reseña de tres secuencias de diálogos que se suceden en este romántico melodrama de finales de los años 50’s. La primera seuencia sucede a los 25 minutos de iniciada la película. En su primera noche en Pine Island, Molly acepta dar un paseo nocturno con el guapo Johnny Hunter para conocer los alrededores del Hotel donde se hospeda con su familia. Los dos adolescentes se enamoran rápidamente, y terminan dándose un beso entre los jardínes bajo la ventana de la habitación de los padres de la chica. Helen, la madre de Molly, los ha visto, y sabiendo que Molly es la niña consentida de su esposo, decide contarle a Ken el mal comportamiento de su hija. Éste se prepara para dormir, y sentado en su cama, escucha el reproche de su mujer.
Helen: Vaya, tu hija no pierde el tiempo... Ha dejado que ese chico la bese y la abrace su primera noche aquí.
Ken: ¿Dónde están?
Helen: Abajo, en el jardín.
Ken: …Si tuvieran algo que ocultar, ¿crees que lo harían justo bajo tu ventana?
Helen: ¿Estás defendiendo su desagradable comportamiento?
Ken: ¿Desagradable? ¿Una chica besando a un chico a la luz de la luna? Tú sabes que Molly es tan decente como parece ser ese chico.
Helen: (Enojada) ¡Ninguna chica decente deja que un chico la bese y manosee la primera noche de conocerse...! Supongo que lleva tu sangre sueca… He leído que los Suecos se bañan juntos y… tienen matrimonios civiles y amor libre. He leído sobre todo eso. Todo vale.
Ken: Así que ahora odias a los Suecos. ¿Cuántas clases de odios tienes, Helen? (se levanta para enfrentarse a su mujer) No hemos podido encontrar una casa nueva por culpa de tus múltiples odios. No hemos podido encontrar una escuela cerca porque odias a los niños, hacen ruido. Y tampoco puede haber judíos ni católicos en el edificio. Y, oh, sí, este no puede estar en cualquier lugar cerca del barrio de los polacos o italianos. Y por supuesto, a los negros hay que evitarlos a toda costa... Ahora vamos a ver: ni judíos, ni católicos, ni italianos, ni polacos, ni niños. ¡Ni negros! ¿Tengo la lista correcta hasta ahora? Y ahora tú agregas a los suecos. Ah sí, no usas una lavandería china porque desconfías de los orientales. Y piensas que los ingleses son snobs, los rusos espantosos, los franceses inmorales, los alemanes brutales, y todos los hispanoamericanos perezosos. ¿Que pretendes? ¿Acabar con la humanidad? ¿Estás contra las personas y contra la vida? ¿También quieres sofocar cualquier impulso natural en nuestra hija? ¿Debes tachar un amor juvenil de desagradable, indecente y sucio? ¿Debes insistir en considerar la palabra sexo sucia en si misma?….
Furiosa pero sin argumentos, Helen sale de la habitación golpeando la puerta tras de si, pero como esta vuelve a abrirse por el rebote, Ken le da otro duro golpe para cerrarla. Su hija ha oído la discusion, y sabrá desde entonces que ese amor de verano se topará con el gélido caracter de su madre.
La segunda secuencia sucede un par de minutos después de la hora y media de metraje. Después de sortear muchos obstaculos para estar juntos, Johnny y Molly aceptan la invitación que sus respectivos padres les han hecho para pasar unos días en su casa de la playa, libres al fin de las represiones de la madre de la chica. El reencuentro de los jovenes amantes se produce en la playa del lugar, en donde buscan un sitio apartado para poder charlar y estar a solas. Detrás de unos peñascos, Johnny tiende una manta amarilla para que ambos descansen. Los dos se sientan cerca del otro, tan enamorados como siempre y contentos de volverse a ver.
Johnny: ¡Que bien hueles!
Molly: Me he lavado el pelo para ti. Sabía que ibamos a estar juntos, así que… (se besan) ¡Te quiero Johnny!
Johnny: Te quiero… Te quiero tanto que me hace daño.
Molly: A mí me pasa lo mismo, Johnny.
Johnny: Me llenas el corazón.
Molly: Y tú a mí. (Vuelven a besarse)
Johnny: Quiero casarme contigo.
Molly: No puedes, no hasta que pase mucho tiempo.
Johnny: Podemos escaparnos.
Molly: Tienes que terminar tus estudios y luego hacer el servicio militar.
Johnny: ¡Eso tardará años!
Molly: Podemos vernos…
Johnny: ¿Con qué frecuencia? ¿Cuándo? ¿Dónde?
Molly: …En algún sitio.
Johnny: ¿En Pine Island?... Sabes que tu madre nunca te dejaría.
Molly: No. Nunca. Eso ha dicho.
Johnny: Reconozcamoslo… Estamos solos en este mundo… Molly, estás más guapa que nunca.
Molly: Me alegro de gustarte como soy.
Se besan efusivamente. Un grupo de chicos que pasa a unos metros de ahí los ve y les lanza comentarios burlones. Johnny se levanta y va en su busqueda para enfrentarseles, pero no los alcanza, y regresa al lado de su amada.
Johhny: Se han ido, estamos solos…
Molly: Han llegado a tiempo. Es mejor que nos vayamos.
Johnny: ¿Por qué?
Molly: Porque tengo miedo.
Johnny: ¿De mí? (ella niega con la cabeza) ¿De ti?
Molly: Sí. De eso y de otros sentimientos nuevos que no puedo explicar.
Johnny: ¿Estás enfadada porque…?
Molly: No. Tenemos que ser buenos, Johnny.
Johnny: Buenos. ¿Es fácil ser bueno?
Molly: ¿Tú eres malo, Johnny? ¿Has sido malo con las chicas?
Johnny: Mira… No sé exactamente lo que significa la palabra “bueno”. ¿Es bueno que estemos separados? ¿Es bueno que no podamos vernos durante los próximos cuatro años? ¿Es buena la soledad?
Molly: No me refiero a eso.
Johnny: Yo creo que todo lo que hay en ti es bueno… Y que tus labios son buenos. (Intenta besarla, pero ella se le resiste.)
Molly: ¡No, Johnny!, por favor.
Johnny: ¿Ni siquiera puedo cojerte la mano?
Molly: Claro que sí, pero parece que no te basta.
Johnny: Tienes razón, tenemos que ser buenos, y sensatos. Y esperar aunque cueste años. (Se pone de pie, visiblemente enfadado) Vamos, te llevaré a casa (le extiende su mano).
Molly: ¿A casa?
Johnny: A su casa.
Molly: Adelantate tú, yo… voy a rezar primero.
Los rezos y las buenas intenciones no sirven de mucho a este par de enamorados. La pasión de su juventud los rebasa. Así que ambos mienten a sus padres diciendo que irán al cine a ver la película de King Kong esa misma noche, y que probablemente la verán dos veces seguidas, así que llegarán tarde. Ken y Sylvia se dan cuenta de que no es más que un pretexto de sus hijos para estar solos, pero no les reprochan nada. Molly lleva a Johnny hasta un pequeño mirador sobre los riscos frente a la playa, en cuya cima se encuentra una antigua caseta de vigilancia.
Johnny: Es maravilloso. ¿Cómo lo encontraste?
Molly: Sabía que queríamos estar solos. Así que estuve explorando. (Se sientan juntos). Sabes que fue una gran inspiración, eso de ver la película dos veces. Nos da muchísimo tiempo.
Johnny: ¿Y si nos preguntan? Yo no la he visto.
Molly: Yo sí. Es la historia de un gran mono o gorila que lleva a una chica en la palma de la mano, para salvarla.
Johnny: ¿Seguro que querías venir aquí y no lo haces solo por mí?
Molly: Sí quería venir aquí, y sí lo estoy haciendo por ti. ¿Por qué?
Johnny: No lo sé, es que me siento culpable, como si te obligara hacer algo que no deseas.
Molly: Yo nunca hago nada que no desee hacer.
Johnny: Ojalá estuvieramos en una isla donde todos se casan cuando tienen doce años.
Molly: Entonces no hubiera estado preparada para ti, yo era muy tonta cuando tenía doce años, y no me habrías querido.
Él siente el impulso de besarla, lo hace, pero se da cuenta de que tiene que poner un límite a esa situación o no podrá contener sus intímos deseos. Se aparta de su lado rápidamente y se pone de pie.
Johnny: ¡Anda, Molly! Vamos a hacer como tu querías esta mañana: Buenos. Vamos a ver King Kong. (Ella queda desconcertada)
Molly: Dame un beso primero.
Johnny: Mira, no hay necesidad de hacerlo más dificl de lo que ya es.
Molly: (se enoja) ¿Darme un beso es dificil?
Johnny: ¡Lo dificil es parar!
Molly: Por favor… (él se vuelve a sentar)
Johnny: Esto es una locura. Yo queriendo ser bueno.
Molly: ¿No quieres serlo, Johnny?
Johnny: No… (ella se recarga en su hombro) No lo sé. Volveremos al colegio, y nos escribiremos cartas esperando que algún día en algún lugar y de alguna forma estaremos juntos otra vez. Como dijiste en la playa: seamos sensatos.
Molly: (Lo mira fijamente) Pero en realidad no quieres serlo.
Johnny: No, y no soy capaz de mentir, no sé por qué. Además no me importan las consecuencias. Supongo que es horrible, supongo que soy horrible.
Molly: No, no lo eres. Yo te quiero Johnny, no lo ovides. Y si tú me necesitas yo te necesito todavía más. Ah... (se acuesta sobre sus piernas, mirándolo. Él flexiona su pierna izquierda donde ella está recargada para incoporarla un poco y que esté a la altura de su rostro) Y King Kong, (comienza a acariciarle sus labios con el dedo índice de su mano derecha) es un enorme gorila que esté en el edificio Empire State y le atacan aviones que él golpea como si fueran moscas. Pero le matan. Muy triste (sus rostros se acercan cada vez más). Si alguien te pregunta, cuéntales el final, es la parte que todos recuerdan…
Johnny y Molly se abrazan y se besan con toda la pasión de su juventud, mientras las olas golpean contra los riscos y humedecen la suave playa. Aquella noche de un cálido verano, los jóvenes amantes se convertirán en adultos y enfrentarán los problemas propios del amor inexperto, impetuoso y clandestino, surgido en una isla tranquila, al sur…