Revista Cine
Tras un episodio tan intenso como el anterior veo muy inteligente dejar descansar un poco a Fisk y centrarse en otros asuntos que también deben tratarse. Por fin conocemos a Stick, el hombre que puso a Matt en el camino en el que se encuentra. Antes que nada, una vez más hay que aplaudir el uso de los flashbacks. No solo aparecen siempre en el momento perfecto, sino que van completando la historia entre Matt y Stick al ritmo necesario. Las dos líneas narrativas se retroalimentan. Vamos aprendiendo entre las dos hasta tener una relación sólida y creíble entre ambos personajes. En un solo episodio. Bravo. Stick es un personaje vital para Matt, para entender cómo ha llegado a ser como es, tanto por las enseñanzas del maestro como por su abandono. La pelea al final no puede ser más emocional y refleja de maravilla sus diferencias.
Además, Stick es tremendamente carismático por sí mismo. Me quedo con ganas de saber más de él y de esa guerra de la que Matt no es consciente. Es el elemento argumental más notorio introducido aquí, algo muy misterioso que sin embargo parece estar conectado a Fisk a través de Nobu. Las guerras entre ninjas son un elemento importante de Daredevil según tengo entendido, pero lo cierto es que choca un poco ver este tipo de cosas en una serie así. Pero vamos, hay que esperar a que la cosa se desarrolle para juzgar.
Al margen de eso, tenemos a Karen con un rol cada vez más activo en la investigación y a Foggy entrando en el equipo formado por ella y Ben. Cojonudo, porque el pobre se estaba quedando al margen.
Y creo que no puedo decir mucho más, pues no se tratan demasiadas cosas. Episodio pequeño y bastante auto-conclusivo, con la calidad de siempre. Ah, y nuestro héroe ya tiene sus imprescindibles tiene bastones. Guay.