" Tengo miedo [..] Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto [..] "
(P. Neruda)
Hola DAR, que tal tu semana? La mía muy interesante, la verdad es que los residentes somos unos privilegiados, y no solo porque tenemos tiempo y medios para adquirir experiencia (etimologicamente hablando) como médicos y comprobar heuristicamente, sobre la piel de nuestros tutores, si las ideas que tenemos sobre la profesión y sobre nosotros mismos es la que queremos desarrollar, si hay otras mejores, si son aplicables, mejorables, recusables etc. Lo mejor es que podemos hacerlo relativamente libres de responsabilidades. Claro que tenemos obligaciones, pero como que la primera de ella es formarnos, pues resulta mas ágil y menos frustrante equivocarnos. Dicho esto, parece que mi introducción poética no pegue con lo que te iba a escribir, pero en efecto, te quería hablar del miedo. No tengo tantos años como para hablar de los tiempos que fueron, pero aun así, y con el respaldo de las vivencias de otros médicos, me voy convenciendo de que los pacientes están siempre mas asustados. Algunos quizás tengan "noxae" íntimamente relacionadas con sus temores, pero muchos, llegan a las consultas, y mas a urgencias con una "desproporcionada" preocupación respecto a su dolencia. A veces llegan a sorprenderme profundamente, como la mujer de 40 años que con dolor de garganta refiere, casi al borde de un ataque de nervios: "me encuentro fatal! Si, si, he ido a mi medico esta mañana, me he tomado lo que me ha dado pero sigo igual...". ¿Es que en 40 años no ha tenido odinofagia? O el hombre de 30, acompañado por la novia todavía mas asustada que el, que explica: "llevo 3 meses con un dolor de hombro insoportable...si, he ido a mi medico pero solo me ha hecho una radiografía, ?tendréis que hacerme algo mas, no? No puedo vivir así!"
Lejos de querer juzgar el umbral del dolor individual, genético y socialmente determinado, y de cuestionar caso por caso, me limito a contarte, querido DAR, que en muchas demandas de los pacientes, mas que una búsqueda de consejo medico, parece celarse un gran miedo. Y la pregunta es ?miedo a que? "La muerte", aunque fácil, seria una respuesta muy limitada, ¿es que no tenían miedo a la muerte nuestros abuelos? Si, hoy en día hay mas información y mas instrumentos, todos saben que existen microbios terribles y moléculas milagrosas para matarlos, pero si esto nos sirve para vivir mas preocupados, !Vaya conquista! Ademas, como nos enseña la psiquiatría: "todos los síntomas están sobredeterminados", o sea, tiene mas de una causa. La crisis, el calentamiento global, el calendario Maya, la extinción de las ballenas...¿pero de verdad somos seres tan altruistas como para preocuparnos tanto de estos asuntos y llevarlos hasta los intimos sufrimientos de la carne? Quizás algún ser humano tan "cristiano" exista, pero seria una gran minoría. Entonces DAR, ¿tu que crees que asusta el chico con dolor de hombro? Me permito considerar una de las posibles causas: el descuido espiritual. Pues si, has entendido bien, yo científica del siglo XXI observo un verdadero enmascaramiento sonoro en la simultaneidad de dos estímulos, con diferentes frecuencias, pero simultáneos, ambos pidiendo atención pero con dos preguntas distintas: el primero (el dolor de garganta, por ejemplo), pide resolver un proceso inflamatorio y el segundo (el enmascarado), pide resolver un proceso estancado de desarrollo individual. Si es verdad, hoy en día, tenemos mas información, mas instrumentos, mas recursos y no es un progreso nada inutil, lo demuestra el hecho que, a pesar de la profunda pereza que nos anima a seguir iguales (a no hacer caso al vecino, a pesar de las trágicas noticias que nos llegan sobre el; a no meditar, a pesar de la evidente necesidad de empezar a desarrollar algo de este 90% de cerebro que sabemos no se utiliza; a no analizar, a pesar del principio de sobredeterminación; a edificar casas pareadas de cartón, a pesar de las pirámides etc.), algo en nuestro interior quiere aprovechar estos progresos y no se va a callar con un paracetmaol.