Tener un Enero tan tranquilo después de un Diciembre del infierno es definitivamente un placer de los Dioses.
Al terminar el año tan estresada decidí que me iba a conceder a mi misma el derecho de descansar y tomarme vacaciones, bajarme un poco de la maquina de consumo, disfrutar a mis hijos, y tratar de relajar un poco antes que el caos de Marzo llegue una vez mas. Volví a Pilates, empece a hacer un poco de yoga en casa, estoy meditando todos los días y enfocándome mucho en mi bienestar emocional ya que al principio de mes estaba hecha un absoluto desastre. Obvio que rompí un poco esa promesa de descanso a mitad de mes (no aguanto tanto tiempo quieta) pero fue por una buena causa: me entere de este workshop de molderia de lencería en Mar del Plata (voy a profundizar mas en el tema en otro post) y me tire de cabeza. También fue mi cumpleaños hace un par de días, fui alguna vez a la playa, nos copamos con las burbujas (tengo ocho años cuando hay burbujeros, es terapéutico) y visitamos una feria de comida en mi ciudad, Wateke.