Igualada, 28 de septiembre, me apunto cómo trabajador en huelga, para el paro convocado al día siguiente, por los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO.
El único en mi trabajo y somos 8, un llanero solitario. Lo más triste, es que casi ni hubo debate, opiniones del tipo:”es que ahora la gente quiere tener dos coches y hacer un viaje todos los meses“; “no es mi guerra, yo soy funcionario“; “no va a servir para nada“; “muchos de los que están en el paro no quieren trabajar” o “no acudiré a un paro convocado por unos sindicatos tan sinvergüenzas“, fueron las que se vertieron entre mis compañeros. Otros incluso ni siquiera se postularon desentendiéndose del tema, lo que todavía es peor, el desinterés, la indiferencia.
Ante tamaños argumentos (lo que debería hacer es quedarme en casa con una vela y rezar para que tengan a bien no quitármela también), no tuve nada más que añadir y hacer una huelga, en defensa de unos derechos (los suyos también) que parece ser, no les interesan, mientras no les toquen sus ya reducidos salarios, eso sí. No tiene ninguna importancia que se haya subido el IVA, el IRPF, que congelen sus futuras pensiones, que tengan que ir a trabajar con tacatá, no.
Ya conocéis mis diferencias con los sindicatos. Desconozco si puedo hacer una HUELGA INDIVIDUAL convocada por mí mismo, con mis propias motivaciones y con la que estuviese plenamente de acuerdo. Aunque, ni siquiera estaría conforme con mi propia actuación, siempre se puede hacer más, pelear con más ahínco, pero como en todo, o casi todo, se delega en otras personas, “profesionales” de la representación, que a mi modo de ver, no han cumplido, pero dudo de la presión que la manifestación de una única persona pueda ejercer en las medidas del ejecutivo. Ante el panorama de verme protestando en solitario, gritándoles a los leones del congreso, mientras la gente me mira extrañada, secundé el paro general.
Igualada, 29 de septiembre, paseo Jacinto Verdaguer 12:00. Concentración delante de la sede sindical e inicio de la manifestación. Ofrecimiento de banderas y pegatinas de las organizaciones sindicales que decliné (no me parecía de recibo quedarme en cama el día de la huelga, preferí manifestarme, pero no dar mi apoyo a las organizaciones sindicales).. Ha sido mi primera huelga y trataré de exponer las sensaciones que me dejó.
CABECERA MANIFESTACIÓN
Comenzamos la marcha en un ambiente pacífico y reivindicativo, caminábamos entre el ruido de silbatos y petardos al grito de: “Zapatero rectifica” y demás. Los problemas comenzaron pronto, al llegar a la sede de Hacienda, donde unos energúmenos, trataron de “hacer participes” a otros trabajadores de sus ideas y motivaciones, a golpe de contenedor de basura, de insultos, de arrojar basura. Incluso salió un funcionario (cómo se puede ver en la foto) y se encaró con los manifestantes, no sin razón.
FUNCIONARIO RETIRANDO EL CONTENEDOR LANZADO DENTRO DE LA OFICINA (I)
FUNCIONARIO RETIRANDO EL CONTENEDOR LANZADO DENTRO DE LA OFICINA (II)
El resto de la protesta, que transcurrió por las zonas céntricas de la ciudad, supuso un ACTO FISCALIZADOR PARA EL SEGUIMIENTO DE LA HUELGA. Un sin sentido de negocios cerrados, con empleados detrás de verjas echadas, esperando a que pasase la manifestación para poder abrir de nuevo su negocio (la verdad es que me quedó la pena de no haberle tirado ninguna foto a estas personas, para poder exponerlas aquí, ya que ejemplos, vi unos cuantos)
FINAL DE LA MARCHA EN LA PLAZA DEL AYUNTAMIENTO
Me sentí como las hordas del Ku Klus Klan, a cuyo paso los negros se refugiaban en sus casas, temerosos de las consecuencias del color de su piel, en este caso de su “no paro”.
Me hago cargo que en toda manifestación multitudinaria hay individuos que se salen del tiesto, abochornando al resto y que la inmensa mayoría de gente tuvo un comportamiento intachable, pero hay que denunciar estos comportamientos de gente que se escuda en la multitud para ejercer la violencia (ni comentar la guerrilla urbana de los anti sistema en Barcelona)
Pienso que ES INADMISIBLE CUALQUIER TIPO DE COACCIÓN A LOS TRABAJORES/AS que deciden acudir a trabajar (libremente eso sí, tampoco es aceptable, que no acudan por las presiones del empresario), sean cuales sean sus razones, por mucha rabia que de a la gente que vamos a ver nuestra nómina menguar este mes. Ejercer el derecho de huelga o no, es una decisión individual y como tal debe entenderse, aunque tome su fuerza en el colectivo.
Pues bien, ¿y después de la huelga qué?.Tengo esperanzas en que ZP se baje de la burra pero mucho me temo, que en esta semana ejecutivo y sindicatos, comparezcan ante la opinión pública para anunciar cambios irrelevantes en la letra de la ley, presentándolos como sustanciales y otra vez tan amigos.
Siento envidia de la sociedad francesa, en la cual sus sindicatos, no dudan en convocar una huelga tras otra a Sarkozy, hasta que sus demandas sean escuchadas.
Quizás aquí deberíamos seguir el mismo camino o no, o CAMBIAR EL MODELO SINDICAL. Es muy difícil que las organizaciones sindicales se ciñan a su papel, desde el momento en que están financiadas con fondos públicos, aprobados por organismos con los que en teoría se tienen que partir la cara defendiendo nuestros intereses, pero, decididamente, debemos cambiar el rumbo que tenemos en estos momentos.
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Sería genial que dieseis vuestra opinión y en caso de no estar de acuerdo con el paro general, que alternativas tenemos para hacernos oir.