Mi compañera no para de llorar y yo no paro de dar vueltas en círculo pensando en cuándo volveré a ver a mi hijo. Siento como si solo fuera un rayo de Luna, el alo que un espectro deja al pasar, la sombra de nadie o peor, de un Don nadie. Soy de carne y hueso pero no consto en ningún papel. Estoy en la montaña rusa después volveré a montar en la noria. Los pases son grátis, como la vida, lo básico para una huérfana recogida. Sí, ya sé que podría ser peor pero yo no elegí un Parque de Atracciones, ni una blanca Navidad en un blanco hospital escribiendo mi trágica realidad en un folio en blanco. Y mi compañera no deja de llorar. Tengo miedo. Tras duras pruebas, tremendos sacrificios llegan unas felices vacaciones. Siempre me ha olido a chamusquina esta ciudad. Y dicen que tengo el cenizo y me persiguen las tormentas, pero… qué culpa tengo yo de no ver problemas venir. Al menos el conejo de Alicia en el País de las Maravillas iba siempre corriendo porque llegaba tarde a la cita y yo ni si quiera llevo reloj. No consto pero existo. Tengo vértigo. La montaña rusa no para y el próximo boleto es para la noria. Y mi hijo? Parece como si el mundo se hubiera olvidado de mí. Y mi compañera no para de llorar. No constó pero existo y me encuentro en un blanco hospital, en una blanca Navidad. Y necesito ser indio o Cupido porque ya necesito lanzar una flecha para salir del círculo vicioso. Y echo tanto de menos a mi hijo… siempre he pensado que hay gato encerrado, que no son trigo limpio. Me olvidaré de olvidar y así lo recordaré todo. Después de un tremendo sacrificio llegan unas felices vacaciones. Te echo de menos Dani.