Revista Cultura y Ocio
5/03/2000
Tengo miedo. Mañana arranco la escuela. Otro año mas. No le encuentro emoción. Gran parte de mis amistades se cambiaron de establecimiento a causa del famoso incidente ocurrido el año pasado. Aun se siente el murmullo de la gente en la calle en contra de los directivos escolares. Yo quiero irme. No quiero estar ahí mañana en ese pupitre. Sentiré muchos nervios y sudor en mis manos y frente, de solo pensarlo. Seguramente se encuentre casi vacía, lo que hará mas fácil que se me hiele la sangre.
Durante el verano cruce unas cuantas veces por la casa de aquel joven. Quise detenerme y hablar con sus padres. Pero no pude. ¿Que iba a preguntar?, ¿como están?. Hubiese sido un poco tonto.
Cuando la policía vino a buscarlo para llevárselo. Mi madre no me dejo ni verlo por televisión. Cada canal de noticias se dedicaba únicamente a este caso. Sentía morbo. Quería ver su rostro y descifrar el porque lo hizo. Con el tiempo me entere a través de voces ajenas que salio de su casa con la cara tapada por os oficiales pero se podía sentir el llanto desconsolado que emanaba. No lo culpo. Yo también odiaba a aquellos jóvenes. Siento que es difícil encontrar tristeza por personas que no sientes afecto.