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Diario de un escritor delgado, de Germán San Nicasio

Publicado el 10 febrero 2011 por José Angel Barrueco
Diario de un escritor delgado, de Germán San Nicasio
Total, que este Diario de un escritor delgado es tan novela como la que más. La novela inmediata, a tiempo real, de mi vida, con más o menos ficción pero sin premeditación ni arquitectura, y el cataclismo vital que la articula consiste solamente en ir ensartando días de uno en uno en este arpón novelesco que quiero ser yo mismo (qué bárbaro: arpón novelesco; lo que soy es un poeta). Por lo demás, para ir acabando con la autocrítica, quizá debería anotar aquí más actos sociales y menos enfermedades. También me da la sensación de que en general me miro mucho el ombligo, pero supongo que un escritor no es más que eso: un ombligo con patas, y además mi ombligo es el mejor del mundo (ésa es la actitud, coño). Y creo que ya está. Perdón por el mitin, pero es que me lío a soltar carrete y no veo la hora de parar, sobre todo cuando se trata de cosas sin ningún interés.
***
Luego me tiro toda la mañana repasando las editoriales que han rechazado mi novela hasta la fecha: Páginas de Espuma, Tusquets, Almuzara, Espasa, Anagrama, Seix Barral. Y las que ni siquiera me han dado una respuesta: Destino, Mondadori, Alfaguara, Planeta, Candaya, Algaida, El Aleph, Lengua de Trapo, Martínez Roca, Salamandra, Siruela. Una cosa está clara: no es lo mismo un
no que un silencio. Pero después de siete meses veo difícil que me lleguen a contestar. No me extrañaría que según recibieron mi novela la tirasen directamente a la basura sin abrir el sobre. Qué fulanos. Anda y que les follen a todos. En fin, no sé hasta qué punto será un buen síntoma o no, pero el caso es que ya estoy pasando de tener la mosca detrás de la oreja a verla haciendo natación sincronizada en la sopa de su puta madre. Lo que sigo aún sin entender es lo de Pimentel y su famosa editorial Almuzara. Quiero decir: lo entiendo perfectamente, pero me jode. Claro, porque (agh, qué pocas ganas de escribir, Dios), en fin, vamos a dejarnos de leches: la frontera literaria de la editorial Almuzara está en los amigos de Pimentel. Esto es así. Punto. No hay más que echarle un vistazo por encima a su catálogo: Pimentel creó la editorial en plan hobby, para publicar sus propias novelas y las de sus amigotes andaluces, señoritos, diplomáticos y demás ex ministros. Y me parece cojonudo, claro que sí, porque si algún día me diese a mí por crear una editorial, en fin, seguramente yo haría tres cuartos de lo mismo, pero en el caso de mi segunda novela el perjudicado fui yo, y como de momento estoy libre de pecado, pues aquí van mis piedras.

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