Día previo: Cosecha roja
¿Me acompañan?
Este viaje comienza un verano a finales de los ochenta, en el silencio luminoso de una biblioteca de barrio, cuando explorábamos el sabor de las primeras veces con una despreocupación a prueba de decepciones. Allí descubrí la colección Etiqueta Negra de Júcar, empecé a soñar con una ciudad al norte, me afiancé como lector. El trayecto pasa por Barcelona y una historia de amistad que parece colateral y termina siendo clave, con la fuerza y el arraigo de los milagros cotidianos. Sigue en Gijón, vive. He perdido la cuenta, y es un olvido gozoso, de las veces que me han regalado la posibilidad de ser librero unos pocos días al año, cada año. Vender un libro es desnudar un pedazo de existencia, compartir el vello que se eriza, acariciarse el alma, envolver un recuerdo, tumbarse al sol de la mirada de otro, aguardar una complicidad o un desencuentro. Supongo que también cosas de mayor importancia.
Vamos a dar un paseo por la Semana Negra de Gijón. Un recorrido sentimental. Diez días de julio. Hay rumores que apuntan hacia que será la última edición. Cambios políticos, cuentas pendientes. A mí, en el fondo, no me preocupa demasiado. Siempre he intentado disfrutar cada Semana como si fuera la última.