Revista Salud y Bienestar

Diario de un librero falso

Por Saludyotrascosasdecomer
Día 1: Un ciego con una pistola
Antecedentes de interés, mapa de situación. Hay un par de líneas de fuego principales. Una argumenta que un evento tan ruidoso no debería celebrarse en terrenos universitarios, por la molestia que supondría para los investigadores del campus. Otra defiende que las palabras Semana Negra y cultura no casan bien en la misma frase. Dejaré aparte a los que dicen que todo esto es producto del cambio político en que se encuentra inmerso el Principado y especialmente Gijón. Probablemente tengan razón, pero resultan menos divertidos.
La esencia semanera más profunda aúna con despreocupado y consciente regocijo churros y libros. En palabras de su director, Paco Ignacio Taibo II (www.semananegra.org):
“La Semana Negra de Gijón nació hace 20 años con la idea de ser un festival de nuevo tipo en que se mezclaran sin prejuicio los elementos literarios con los elementos lúdicos, una gran fiesta de la cultura en la calle. Inicialmente eligió como su columna vertebral la literatura policíaca e incorporó elementos festivos que tradicionalmente habían estado asociados en Asturias a las celebraciones político-culturales como actos solidarios, conciertos, feria del libro, terrazas de bares, mercadillos interétnicos y oferta gastronómica. A lo largo de estos años pasó de 73 mil asistentes en su primera edición a más de un millón en las últimas, y de una duración de siete días a 11. De 60 invitados a 250, y de 15 periodistas acreditados a más de 150, volviéndose uno de los festivales más importantes de Europa y un centro de referencia internacional.”
Para mí, andar en bici es cultura. Patear las ciudades saltando entre librerías es cultura. Compartir bocadillo y conversación en La Corrada: cultura. La pachanga de los jueves… bueno, lo dejo ahí. Sé que con estas convicciones me alejo del perfil actual de Rector, aunque lo que verdaderamente me interesaría de la Universidad de Oviedo sería conocer en persona a esa pléyade de investigadores que, desde hoy hasta el 31 de julio y a partir de las 17:00 en adelante, desarrollarán su labor académica. Para la cual precisan silencio y mínimas distracciones. Si los organizadores estuvieran finos, sustituirían la acostumbrada velada poética por una entrevista en profundidad con los susodichos, a quienes imagino albinos, tímidos, preocupados por la distancia de seguridad propia, enfrascados en experimentos ultrasecretos y potentes tesis capaces de variar el eje de la Tierra, una suerte de comunión asturianizada entre The Big Bang Theory y El nombre de la rosa. Siempre la mezcla.
El Rector, un hombre notoriamente preocupado por conceptos como cultura o vida universitaria, promulgaba esto en el programa de su candidatura en 2008 (www.vgotor.com):
“La Universidad de Oviedo debe definir claramente su política
cultural, tanto como promotora de la cultura como anfitriona
de manifestaciones gestadas en otras instituciones. Es evidente
que no tiene ni la misión ni la capacidad económica para
competir con otros organismos públicos o privados, pero sí
puede poner sus instalaciones y su experiencia al servicio de
las inquietudes culturales de la región. Asimismo nuestra
Universidad cuenta con un patrimonio propio, ya catalogado
con rigor, que debería acercarse a la comunidad universitaria y
al público en general.
La ingente programación de ciclos, jornadas y conferencias que
se imparten en las diferentes sedes universitarias no tienen
una acogida de público uniforme y en muchos casos la asistencia
a las actividades culturales es ínfima a pesar del interés y
calidad de los ciclos programados. Hay que replantearse la
difusión en los medios de comunicación, con una programación
bien prevista, bien informada y bien estructurada para
recoger todos los intereses, preocupaciones y sensibilidades de
la comunidad universitaria.”
“Es imprescindible reorganizar el funcionamiento de las actividades
de difusión cultural, que apenas tienen hoy proyección
en la sociedad. Esa reactivación pasa indudablemente por
hacer una programación variada en temas y opiniones,
muchas veces coordinada con otras instituciones, y siempre
con una promoción en los medios de comunicación y en las
aulas hecha con anticipación.”
Los subrayados son míos. No he sido capaz de encontrar los párrafos relativos al vallado de recintos en caso de manifestaciones culturales cercanas. Tampoco tengo claro si la fiesta aledaña de Cabueñes no se considera cultura o es que resulta potencialmente menos peligrosa para los edificios del campus. Hay vigilantes de seguridad contratados para controlar los accesos, no vaya a ser que aparque por allí cualquiera con aviesas intenciones. Como librero a tiempo parcial, nunca sospeché que comerse un bocata de calamares, asistir a un concierto o escuchar a determinados escritores pudiera ser tan demoledor para la institución universitaria. Cuando se trata de cultura, o lo que sea, toda precaución es poca.

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