Capítulo 10: El largo adiós
“-Usted compró mucho de mí y por nada, Terry. Por una sonrisa, una inclinación de cabeza, un saludo con la mano y algunas copas tomadas de vez en cuando en un bar tranquilo y confortable. Fue agradable mientras duró. Hasta la vista, amigo. No le digo adiós. Se lo dije cuando tenía algún significado. Se lo dije cuando era triste, solitario y final.”
Traigo muchas Semanas adentro. He cerrado los ojos de madrugada mientras Juan Gelman y Ángel González leían poemas. He saltado con un grupo cuyo nombre no recuerdo pero reconozco cada arista de aquella noche. He visto cómo Gonzalo Suárez improvisaba un cuadrilátero de palabras con ayuda de Eduardo Urculo. He seguido con interés la valoración de tres periodistas estadounidenses tras el 11-S, su impagable visión desde allí. He asistido a decenas de presentaciones literarias. He escuchado a Ledesma, a García Montero, a Vargas, a Argemí, a Sasturain, a los Taibo. A cientos. He llorado con unas fotos de Zapico. He abrazado a Paco, me he reído con Chema. A mí nadie puede decirme que Semana es sólo ruido y fiesta. También es ruido y fiesta, como la vida. Si dices eso es que, evidentemente, no estabas allí. Entonces, hazte a un lado porque no sabes de qué estás hablando.
Esta ha sido la Semana Negra de Gijón. Y sigue.