[2-2-2012]
Como reza un proverbio árabe, quien no entiende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación.
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Mario Monti, el tecnócrata presidente del Gobierno italiano, fue a Canale 5 e intervino en un programa que se llama Matrix -qué cosas- para hablar de la reforma laboral -¿les suena?- y, entre otras lindezas, decir que sus jóvenes compatriotas han de acostumbrarse a no tener un puesto de trabajo fijo para toda la vida. Y añadió: “Qué monotonía. Es mucho mejor, más hermoso, cambiar y aceptar nuevos desafíos”. Por supuesto que las críticas le han llovido como piedras de granizo. Porque qué considerado resulta hablar así desde la condición del profesor Monti, por ejemplo, instalado en la ‘monótona’ posición de senador vitalicio de la República italiana. En fin, habría que apostillar este comentario con lo que dijo una vez Trillo; aquello que se coló como un cañón por los indiscretos micrófonos del Congreso. Ya me entienden.
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Son muchas las personas que escriben sicología en lugar de psicología. Yo nunca lo hago. Y no lo hago porque si de algo me sirvió estudiar griego en el Bachillerato fue para discernir cosas como esta. Mi profesor de entonces, que era uno de los más precisos que yo haya tenido en mi vida, nos explicó un día que ψυχή (psico) significaba alma y σύκο (sykon), higo, y que, por tanto, aquellos que no colocaran la p antes de la s para nombrar la ciencia que estudia la conducta o comportamiento humano y los procesos mentales, estarían refiriéndose a otro tipo de ciencia: quizá la que estudiaba, decía él no sin cierta sorna, el proceso de maduración de los higos.
Otra palabreja sobre la que periodistas y locutores parecen no aclararse mucho es la de la ciencia que estudia el estado del tiempo y los fenómenos atmosféricos; esto es, la meteorología. Y es que me llama la atención el reiterado error de nombrarla por ‘metereología’. En éste, como en el otro caso, sería conveniente conocer su etimología, más que nada para no pecar de zoquete. En griego, μετέωρον (meteoron) significa ‘alto en el cielo’ y λόγος (logos), tratado. Si alguien se hubiera preocupado de bucear en ello nunca volvería a tropezar dos veces en la misma piedra. Y no produciría sonrojo ajeno a los que, una y otra vez, tenemos que escucharlos o leerlos con generalizado estoicismo.
[31-1-2012]
Un sabio maestro de escuela me dijo hace muchos años que mal podía funcionar un país en el que cada ministro de Educación trajera bajo el brazo, al llegar al cargo, un nuevo plan con el que cambiar el sistema de enseñanza. No seré yo quien defienda ciertas tropelías cometidas en el pasado en ese apartado pero, para dar la razón a mi viejo profesor, el nuevo titular de la cartera acaba de anunciar su reforma. Decía el dramaturgo ruso Anton Chéjov que los hombres inteligentes quieren aprender y los demás, enseñar. Y digo yo que ciertos responsables políticos, a la vista de los resultados que a nivel educativo ha ido cosechando nuestro país en las últimas décadas, deberían aplicarse el cuento.