Revista Cultura y Ocio
Estoy esperando a que sean las ocho para salir al balcón a aplaudir con mi hijo y después tomarme una cerveza con un amigo, pero, no temáis, que no me voy a saltar el aislamiento. Será a través de Skype. La verdad es que no he utilizado nunca esta aplicación, pero me ha dicho mi hijo que es la mejor. Me pregunto a cuántas personas le habrá pasado como a mí, que empecé una relación y cuando no llevábamos ni dos meses apareció el coronavirus impidiendo que nos volviéramos a ver físicamente. Seguimos manteniendo el contacto todos los días por wassap, pero no es lo mismo. Una relación se consolida con el cuerpo a cuerpo. Ignoro cuanto tiempo durará esto, pero creo que cuando se acabe la cuarentena, la vida no volverá a ser la misma toda de golpe, irá poco a poco, porque seguirá habiendo contagios y pasará como con el sida, todos tendremos un poco de miedo de las otras personas, de no saber con quién han mantenido contacto ni por dónde se han movido, así que creo que las relaciones que no tienen ya una estabilidad de mucho tiempo se van a resentir.
Cambiando de tema, anoche estuve viendo “Historias para no dormir” de Narciso Ibáñez Serrador. Madre mía, qué ilusión me hizo verla, qué recuerdos me trajo. Hay dos temporadas en Amazon Prime Video. La calidad no es la mejor, pero merece la pena verlas, la manera de crear tensión y recrear el ambiente con los medios que había en la época es magnífica. Anoche vi “La pesadilla “ una historia de vampiros que tenía dos rombos. Cuando yo era niña y vivía con mi abuela, solo me dejaba ver las que tenían un rombo y si salían dos me mandaba a la cama, pero yo no podía dormirme porque escuchaba la música desde mi habitación y me daba miedo. Esta noche disfrutaré de otro episodio.