Novela de 1930 publicada antes en capítulos en una revista semanal. Ella recoge en su diario las ocurrencias de su mundo: clase alta, su marido y dos hijos, sus vecinos, el servicio, qué me pongo, qué hago con esta planta, por qué me habrá dicho esto fulanita, qué le pasa a mi gato, qué comemos hoy, odio a menganita, me voy haciendo mayor. A las diez páginas sabía que esto no era para mí, no por el tema y no porque no he conectado con el supuesto “sentido del humor” de este libro. Tiene buenos momentos, por ejemplo en las “notas” que terminan algunas de las entradas del diario, en las que hay algo de pensamiento a modo de breves y sinceras reflexiones. Un moralismo ligero con sentido común y cierta gracia.
Las aspiraciones vagamente culturales de una clase básicamente ociosa, el no siempre fácil diálogo hombre-mujer, la mentira instalada en la vida social, las minucias que sobrepasan cuando no se tiene un quehacer realmente importante, lo inglés, lo francés.
Este libro tuvo mucho éxito en Inglaterra. Hay tres más y ya ha salido el segundo en España. Yo me conformo con la mitad del primero.
No lo descarten. Esto tiene su público.