Revista Opinión

Diario de una huida

Publicado el 04 noviembre 2010 por Heltroger

Diario de una huida

Por motivo de una dis-puta emprendo el camino para no dejarme devorar por la ira, entonces preferi consumir cientos de kilometros con mi coche y alejarme de mis problemas, el recorrido me llevo al sur, atravese Alemania y entre a Austria provisto en ultimo momento de una calcomania para el control electronico de los peajes que me costo 7,50 Euros con validez de 10 dias, resuelto este problema, me enfrento a los Alpes austriacos que se alzan como una inmensa mole de piedra y se convierten en una frontera infranqueable, el ingenio del hombre ha perforado tuneles tras tuneles hasta llegar al mas largo con sus seis kilometros, que me costo un peaje de 9,50 Euros de ida y lo mismo de vuelta, durante el trayecto surcando las montañas me acorde de Heidi, aunque ella es Suiza el paisaje se me antojo identico por el verde de sus laderas, por sus casitas de madera y por el aire que olia a leche alpina de autenticas de vacas rubias con piel dorada y manchadas de blanco.

De repente sale el aviso de desvio, habia dos opciones, Italia o Eslovenia, tome hacia Udine que era mi destino en Italia, en la zona de Friuli Venezia Giulia, a decir verdad Eslovenia me producia una tentación enorme pero decidi dejarlo para otra ocasión, siguen rodando los kilometros por tierras italianas y a estas alturas voy cansado, por fin llego a la ciudad como a las 7 de la tarde, ya habia anochecido, merodeo por la ciudad hasta que encuentro un Hotel, el Ramandolo, tomo una habitación y la recepcionista alta y bonita pondera tanto el restaurante que acepto comer allí.

Menu’ degustazíone

Petto d’oca con aceto balsamíco e verzottíní

Con

Calíce dí Fríulano « Az. Agrícola il Roncal »

Cjalcions alla carnica ( Raviolis o gnocchi)

Con

Calíce dí Merlot« Az. Agrícola Gíldo»

Fríco con polenta

Calíce dí Cabernet « Az. Agrícola Luísa»

Strudel dí mele

Con

Calíce dí Ramandolo « Az. Agrícola Gíovanní Drí »

Euro 25,00

Tutto compreso

Me sente en el restaurante y me trajerón la carta, la ojee rapidamente pero me decidi sin pensarlo dos veces por el menu de 25 Euros, mientras esperaba, comia pan y palitroques (Crocchini Roberto) me puse a detallar el recinto, se veia bien pero con un dejo de desorden, en los detalles y en la simetria es donde pecan los restaurantes, es la diferencia entre la excelencia y la mediocridad.

El antipasto era col cortada en tiras rociada con balsamico en un fondo de semillas de hinojo, encima tenia salami de pechuga de ganzo, el vino que me dierón para acompañar el plato era un vino blanco de la variedad Tokay, la comida muy buena la bebida no tanto, miro a mis contertulios y veo entrar a un grupo de obreros que se sientan a mi derecha, me acuerdo del imperio romano con sus soldados que serian del mismo corte de los que veo sentados en la mesa contigua, un poco bruscos pero que se deleitan con el vino de la casa, un vinillo con un fondo dulce y de 14 grados de alcohol, me traen los raviolis que tenian forma de tricornio, la pasta tenia una consistencia tierna y sabrosa, realmente muy buenos, despues con el segundo plato que seria realmente el tercero me llamo la atención la polenta, habia oido hablar mucho de ella pero nunca hasta ese dia la habia comido, me gusto, combinaba esplendidamente.

Esa noche no tuve sueños, me reconcilie con los mios y volvi a casa apretando los dientes.


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