Hoy reconozco que ando un tanto cabizbajo, esperaba de verdad ver que la tendencia a la baja del parte de guerra este que miramos con horror a mediodía se confirmase. Esperaba de verdad ver que el número de contagiados bajaba y sobre todo que se cerraba el grifo del horror que supone el recuento de muertes, con el consiguiente drama de tantas familias. No ha sido así pero prefiero ser optimista, quizá mañana nos encontremos con una bajada perceptible. Ojalá.
Pero hay un pensamiento de esos raros que me ha saltado a la mente. Esto pasará algún día (espero que pronto, crucemos los dedos) y entonces volveremos a salir a ver la luz. ¿Qué nos encontraremos? ¿Se le ha ocurrido a alguno de nuestros capitostes pensar en ello? No me refiero a las carteras porque algunos hemos aprendido de todo esto que igual el dinero no era tan importante como nos parecía, a pesar de que De Guindos, el gurú manirroto, ya ha aparecido aconsejándonos que debemos hacer y que no (vamos, como si con lo de Lehman Brothers y otros momentos de gloria no hubiésemos tenido suficiente). Me refiero a otra herida que vamos a tener que curar, la de la sociedad, la que surgirá al tener verdadero miedo de tocarnos, abrazarnos, besarnos. Nosotros que somos mediterráneos, como Serrat, vamos a asustarnos al volver a estar en contacto con nuestros semejantes ¡Horror!. Me refiero al sambenito que les puede caer a las familias de los que estos días nos van dejando, en silencio, casi en clandestinidad pero que permanecerán en la memoria, de los suyos y de los que con la mirada les recordarán su desgracia mucho tiempo, ¿haremos algo? ¿Tendrán que aprender a vivir con ello, sin más? Eso no sería ni justo ni humano y evitar el estigma depende de nosotros, de cada uno de nosotros, no lo olvidemos.
La verdad es que mucho me temo que al final nos van a intentar vender la moto una vez más, nos dirán que hemos de recuperar “el parné” y de paso nos intentarán timar una vez más. Espero que esta vez seamos capaces de decirles que no, que no queremos seguir por un camino que nos ha llevado a la destrucción. Una senda en la que las personas han importado poco.
Dicen que los chinos usan la misma palabra para llamar “crisis” y “oportunidad”, aprendamos una vez más de ello. Todos los días nos alucinamos con lo que las personas en este país somos capaces de hacer por otras, mascarillas, respiradores, hacer la compra, lo que sea, tenemos estos días ejemplos a millones. ¿No se le habrá ocurrido a nadie pensar en que esa energía se puede aprovechar y canalizar para salir de esta sin dejar a nadie atrás?
Seguro que a nuestros políticos no porque seguimos igual que siempre, a través de los tiempos. Somos insuperables como pueblo pero los que nos gobiernan y los que aspiran a ello son nefastos.