Días de austeridad y... seriedad

La junta del Valencia CF del pasado fin de semana tuvo un denominador común: Se acabaron los derroches en fichajes millonarios. En este mismo sentido habló Fernando Gómez, responsable del área deportiva, para los estudiantes que ayer le escucharon en una conferencia en la Universidad de Valencia.

Se acabaron los días en los que se firmaba a coste de caviar beluga a grandes jugadores como Joaquín, Fernández o Banega. A partir de ahora nada de derroches. Este es el mensaje que, curiosamente, dieron miembros de la actual junta que también lo fueron de la de Soler. Los que entonces se pensaron nuevos ricos e hipotecaron el destino de un Valencia que, en parte, gracias a su pésima gestión, hoy debe más de 600 millones de euros y tiene un estadio por terminar, ahora son angelitos. Más les vale ponerse a remar.

El desbarajuste en las cuentas y la hipocresía de quienes las aprueban ha obligado al Valencia a regresar a la buena senda. ¿Qué tiene que hacer ahora la entidad blanquinegra? Yo lo tengo claro. El Valencia CF ha de vender su marca. Debe demostrar que es un equipo que ha ganado títulos bajo la tiranía del Real Madrid y del FC Barcelona, que está entre los grandes de Europa, que puede servir de trampolín para futuras promesas y de revulsivo en la carrera de jugadores veteranos con hambre. Estos son los denominadores de la marca del murciélago.

Florentino Pérez vendió, acertadamente en un inicio, desafortunadamente a medias tras ver el resultado, su marca “Zidanes y Pavones”. Nosotros tenemos nuestra propia denominación de origen. El Valencia debe volver a ser el club de referencia en la Comunidad, con la mejor cantera (nos ha sobrepasado el Villarreal a golpe de trabajo y de talonario) y debe saber centrar los esfuerzos en convencer a futbolistas de que la capital del Túria es el camino más rápido hacía el éxito.

Con este método, que al parecer se va a emplear en el fichaje de Jovanovic y que ya se ha utilizado con la contratación de Dealbert, se regresará a la buena senda. Evidentemente que se marcharan futbolistas, es inevitable, pero si se hacen las cosas bien se puede llegar a una recuperación económica y deportiva, con esfuerzo, pero viable.