Mis días van pasando entre peritos de seguro que no me hacen caso, cursos que no tengo casi ni tiempo de escuchar, mudanzas, arrendadores exigentes que no entienden de arrendatarios, frentes abiertos que por mucho que asumo cada mañana con energía y buena actitud, no se cierran. Me canso mucho y tardo en calmarme. Pero al final mientras paseo sin móvil ni nada en la mano me acuerdo de toda la gente que me quiere y de que mañana será otro día, mejor seguro, y se me pasa.