Por: Eduardo Lora Cueto – [email protected]
Alebrestados estaban aquellos “PACIENTES” que desde las 7 de la mañana ansiaban ser atendidos en la SALA SIP de COOMEVA PRADO. No sé si es la mala suerte, pero siempre que asisto a este lugar, “El Sistema” opta por dañarse en vez de funcionar, y aquella máquina se burla de nosotros dejando de sonar y quitando todo hálito de esperanza.
“Voy a tener que contar cuántos carros hay afuera a ver si me despierto”, comentaba a los presentes una señora que estaba pescando el sueño. Un televisor con el canal RCN que mostraba imágenes de ‘Reallities libreteados’ era la única entretención; ya sabrán que este canal repite escenas del programa a cualquier hora, incluso a las 9 de la mañana. Por eso, aunque no dejaran de criticar las caricias que la TV mostraba, las 14 personas no despegaban sus ojos de la pantalla, mientras que otras 10 no lograban divisar lo que ahí transmitían.
-Disculpe, ¿puedo saber qué pasa?- pregunté-Que no hay sistema- respondió la chica mona del módulo 6-¿Y eso quiere decir que…?- preguntaba mi ignorancia sarcástica-Que no estamos atendiendo- fue la respuesta, y no sarcástica-¿Y a qué hora regresa el sistema?-No sé, la semana pasada se dañó también y duró así toda la mañana. Además no han llegado los que lo van a arreglar -¿Y puedo venir en la tarde?-Claro, cerramos a las 12 y abrimos a las 2 de la tarde-Gracias
Arriba de los 6 módulos, un gran aviso en letras doradas informaba que: “Somos su opción en Salud”, gracias al cielo existen otras EPS para escoger, ¿Cuál es la mejor?, creo que la muerte es la más eficaz. El teléfono no dejaba de sonar, y las 3 responsables de los módulos se hacían “las de las orejas sordas” haciendo caso omiso al ‘ring ring’ perturbador. No es su culpa la situación, para nada, sólo son víctimas del sistema.
La gente seguía llegando, y al ver una máquina con el logo de COOMEVA – EPS que marcaba el Turno C77 en la Caja 6 que no avanzaba, se devolvían sin pensarlo. En Barranquilla suelen no quedarse con las palabras en la boca, y por eso los señores y señoras, mayores de 50 años (casi todos) buscaban conversación a la persona de al lado. Otros se aburrían y se iban, otras salían a contar carros, pero nadie se sublevaba, ni yo, que prefería escribir éstas letras mientras me miraban de manera extraña.
38 minutos más tarde se murmuraba que ya lo estaban arreglando. -Gordo, menea un cablecito a ver si de pronto viene, decía jocosamente una señora de edad-Ojalá fuera sólo menear un cable- respondió el funcionario -¿Y puede demorar todo el día así?-Ya están trabajando en eso
Afuera de la sala, había un cuarto lleno de cables que manejaban el sistema, y un operario de Coomeva intentaba entender qué pasaba, pero no daba con la respuesta. Una vez dije que la peor manera de perder el tiempo era viajando en carretera, me equivoqué, corrijo: es en una sala esperando a que llegue un sistema, como cuando se espera a que llegue la luz, algo imaginario que remueve masas e incita al desespero.
A las 2 de la tarde, cuando volví, ya mi turno D50 había caducado y me tocó esperar a que el E50 llegara al E86. El Sistema estaba más participativo, por ende, la gente no dejaba de molestar a “la morena”, una Sra de unos 40 años que hacía reír a carcajadas, mientras las demás personas vociferaban: “Esa negra es mala”. A las 3:20 exactamente el sistema se apiadó de mi y me entregó el certificado que esperaba, para que a las 3:21, ya estuviera rumbo a otro lugar de la ciudad.
Aun no entiendo ni que es SIP ni a qué se refieren con un sistema, pues no es labor mía saberlo sino de la entidad informarlo. Entiendo por el sistema un conjunto de acciones que trabajan en sinergia para lograr un objetivo premeditado con antelación. Si un sistema es capaz de imposibilitar una función, Coomeva entonces no “sabe lo que está haciendo, ni le gusta lo que está haciendo, ni cree lo que está haciendo”.