Revista Cultura y Ocio
Ya en librerías.
Dibujar una isla es aceptar la incógnita del deseo, explorar los límites entre la piel y el agua. Una nadadora ensimismada goza cortejando umbrales sumergidos; nos toca con arena todavía en los dedos.Verónica Aranda dibuja una isla con la seriedad con que un niño juega. El encuentro con la plenitud y el dolor contiene un fondo lúdico, hechizado. Isla no insular, no solitaria, isla que contiene multitudes. Nadar es redención porque es descubrimiento, dinamismo abierto a un universo de pacientes heroínas, tahúres, fareros, suicidas y adivinos, donde la soledad se apacigua en el acto generoso de contemplar la belleza y los seres enigmáticos. El pescador medita junto al fulgor de las medusas y el caballo bebe agua de mar en estas islas griegas, cuya luz tan blanca torna a la poeta compasiva y su palabra, elocuente.
Marta Fuentes