Lo conoces, ojalá nunca lo hubieras hecho. Te ha venido a visitar alguna vez, lo mejor hubiera sido no haber estado en casa. Solo has oído hablar de él, pero al escuchar su nombre el escalofrío se apodera de tu cuerpo. Es el más famoso, el más temido y el más odiado, es el responsable de calambres, agotamiento extremo,… es el Muro de la Maratón.
Dicen los que saben de correr que aparece entorno al kilómetro treinta, donde el glucógeno escasea y las grasas tienen que estar entrenadas para tirar de nosotros. En esos malditos kilómetros donde nuestros músculos, fatigados, pierden eficiencia, donde la cabeza no ayuda y el orgullo tira de nosotros. Dicen los que saben de correr que aparece entorno al kilómetro treinta, yo les digo que no aparece, vive permanentemente con nosotros, adquiriendo diferentes formas, contornos y apareciendo en diferentes momentos.
Sí, porque el muro de la Maratón también aparece un martes de enero, a las seis de la mañana con 1ºC en el exterior, cuando suena el despertador. Se viste de pereza para convencerte que lo mejor es quedarse en la cama. Mientras ríes, señala a tu mujer y te susurra al oído:
– Mira que feliz duerme, ¿de verdad piensas salir ahora a la calle y ponerte a correr?
Sí, porque el muro también aparece cuando el sábado por la noche, de cena en casa con amigos, se disfraza de Gin Tonic liberador de endorfinas con una sonrisa que te gustaría borrarle propinándole un certero gancho de izquierdas.
- No, no quiero. Mañana madrugo para correr. Comentas con la voz apagada mientras el muro chasquea sus dedos emitiendo un sonido similar al del hielo cayendo en un vaso de tubo.
Sí, porque el muro también aparece en forma de molestia, pinchazo, gripazo, resfriado o simple resbalón en la ducha y te recuerda, iluso y equivocado, que el es quien manda, quien propone y dispone.
El muro está ahí, vive con nosotros, nuestro objetivo tiene que ser prepararnos mental y físicamente para vencerlo en todas sus formas y en todas las condiciones. No temas al Muro del kilómetro treinta, prepárate para afrontarlo con energía, fuerza y coraje, es ya el último muro, el último obstáculo. Una vez has llegado hasta aquí no te vas a quedar en la puerta,¿no?
Y ¿a ti? De que forma y cuando se te aparece el muro.