Dicen que no lo vieron venir

Que les ha pillado por sorpresa a todas las autoridades europeas la avalancha de refugiados que ni sospechaban que pudiesen plantarse a las puertas de la rica Unión Europea es decir de la parte de la Unión Europea que además de serlo está habitada por ciudadanos que viven como si lo fueran.
Porque una cosa es que se planten en Lampedusa y el sur de Italia o en Grecia al sur de los Balcanes y otra que empiecen a subir por Macedonia a Serbia, de ahí a Hungría y acaben por pasar todos en dirección a la rica y próspera potencia económica y dominante de Europa, la gran Alemania, que lo hace tan bien que los demás deben cumplir sus órdenes si no quieren que les monten un corralito a la griega. ¿Qué hora es, soldado? ¡la que usted diga mi coronel!. En Madrid, la de Berlín desde 1941.
Hay datos que desmienten la posibilidad de que las autoridades de las potencias europeas (que son Alemania y su granja agrícola y ganadera Francia) se hayan visto sorprendidas por lo que está sucediendo, porque es literalmente imposible que hayan ignorado lo que refleja un simple mapa donde se marcan las zonas actualmente en guerra al sur y al este del Mediterráneo.
Porque lo que es evidente es que desde Siria hasta el Himalaya por el Este y desde Libia hasta el Congo por el Sur lo que hay montadas son dos enormes zonas de guerra en un territorio que no está exactamente despoblado, si no habitado por millones de personas, las cuales cabía la posibilidad de que prefiriesen salir corriendo en lugar de dejarse matar alegremente para así justificar el despiste de las autoridades de los países miembros de la U.E.
Otra cosa es que desde Lampedusa puedan teletransportarse hasta Calais para tratar de pasar al Reino Unido, porque llegar sí que llegan aunque nadie sepa cómo lo hacen sin atravesar Italia y Francia. Pero que se hayan sorprendido por la crisis de refugiados es lo que asombra tanto, que no cuela.