Revista Cultura y Ocio

Dictadores: Alfredo Stroessner

Por Joaquintoledo

Stroessner, como era de esperarse, pronto barrió toda resistencia y convirtió al Paraguay en un país hecho a su medida: sin partidos políticos, infringiendo las libertades individuales, violando la Constitución, y por supuesto, respaldándose en las fuerzas armadas y el Partido Colorado. De ahí en más sólo podemos agregar cuestiones típicas de las dictaduras iberoamericanas, como las esperadas deportaciones, asesinatos o desapariciones, sobre todo a los comunistas, ganándose con esto el respaldo de los estadounidenses. Así entonces la dictadura encontró garantía para mantenerse. En los años siguientes, Washington continuaría ejerciendo su voluntad sobre Paraguay y dándole préstamos, los cuales prácticamente sometieron el país a una gran deuda externa.

El único incidente que existió entre estadounidenses y paraguayos, representó la crítica hacia el gobierno de Stroessner a la hora de dar asilo político a criminales de guerra nazis, siendo de ellos el más popular Josef Mengele, conocido como el ángel de la muerte, por su extraña afición a experimentar con niños. De todas maneras, eso no fue suficiente para dañar las relaciones en tiempos tempranos de la Guerra Fría. Durante su régimen, Stroessner se mostró muy cercano a los países occidentales capitalistas, como Alemania occidental, además claro de Japón. Por otra parte, rompió totalmente sus relaciones con los cubanos y se mostró frío y distante con la URSS. En el resto de Latinoamérica, las dictaduras de varios países por aquella época, se entendieron con Stroessner, sobre todo la de Pinochet. Dentro del país, el dictador se mostró como un ser totalitario, y hasta racista. A menudo ostentaba su ascendencia europea, y llegó a ser responsable de grandes genocidios contra poblaciones indias nativas del Paraguay.

En el aspecto económico, su reto era modernizar a su país; reinsertarlo en la economía mundial. Recién durante la década de los sesenta, la economía pudo prosperar moderadamente, y así gran parte del pueblo paraguayo parecía “tolerar” el régimen. O al menos, fue lo que evitó la caída antes de tiempo. Pese a todo, el nivel de corrupción y la falta de democracia, hizo que el gobierno de Stroessner cavara su propia tumba. A partir de la década de los ochenta, el dictador empezó a ser muy duramente criticado por la opinión pública fuera y dentro de su país, y paulatinamente la comunidad internacional se alejó de Paraguay, sin arriesgarse a invertir o a hacer préstamos. Si bien los setenta no se comparan con los noventa, Stroessner se las arregló para hacer ajustes necesarios en la economía del país, que mantuvieron su régimen a flote por algún tiempo más. En materia de infraestructura, probablemente también merece reconocimiento, ya que la inversión traída del extranjero así como la generada por el propio Estado, hicieron que Paraguay, un país con una geografía bastante difícil, obtenga carreteras, escuelas, hospitales, represas, universidades, líneas de comunicación, pistas de aterrizaje, entre otras. Inclusive llegó a fundar la actual Ciudad del Este, llamada así desde 1989, pues antes el apelativo anterior era Puerto Presidente Stroessner.

El Paraguay se había modernizado moderadamente a costa de la desaparición de personas, la intolerancia y la falta de de democracia. Tuvo esta, algunos chispazos de despertar como cuando se fueron tolerando alguno que otro partido que pudo emerger por entonces, así como organizaciones intelectuales y de izquierda. De todas maneras, era normal que los paraguayos sufrieran una persecución insensata. La cifra de muertos casi toca los 5 mil individuos, aunque el revisionismo histórico aún no se ha puesto de acuerdo con respecto a esto. Luego de gobernar el país por casi cuatro décadas, de haber perjudicado las relaciones con la Santa Sede y de haber infringido la Constitución cuantas veces se le ocurra, el pueblo paraguayo, decide poner fin a la dictadura.

Después de todo, si ya Chile, Argentina, Brasil y Perú habían dejado atrás los gobiernos militares, Paraguay creyó que había llegado el momento. Las manifestaciones en las calles de Asunción y otras ciudades, se hicieron más comunes que nunca, y creyeron por un momento que el respaldo internacional era grande debido al inminente fin de la Guerra Fría. Principalmente los sectores de izquierda, creyeron que el inicio de una democracia mundial, les permitiría una mayor tolerancia Al ver que su gobierno podía empezar a tocar fin, Stroessner arremetió con todo lo que tuvo. Sin embargo, en aquella ocasión, jugó su última carta, pues países como Estados Unidos le fueron quitando el apoyo no sólo diplomático sino también económico. Por igual muchos inversionistas sudamericanos y europeos no querían llevar a cabo sus negocios en un país dominado por Stroessner. De todas maneras en las elecciones de 1988, volvió a ser elegido. Pero, al igual que en todos los comicios desde que él llegó al poder, se creyó que había existido un fraude.

El 3 de febrero de 1989, el general Andrés Rodríguez Pedotti, hasta el momento su gran amigo, dirigió un golpe de estado, esta vez con el gran respaldo de Washington. Como no se quería más sangre, sencillamente se le anunció que sería exiliado junto con sus hijos y demás familiares a Brasil. Permanecería en la capital de este país hermano, donde finalmente moriría. Fueron años de achaques y de rumores con respecto a su salud, hasta que en julio del 2006, fue sometido a una operación, lo cual al parecer complicó su frágil estado. Murió el 16 de agosto de ese mismo año a causa de una neumonía, siendo sepultado en Brasilia. Se había ido a la tumba, sin nunca pagar lo que hizo en tantos años de dictadura férrea.


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