Dictadura mediática: propaganda fascista contra Cuba y el caso Soto García

Norelys Morales Aguilera.- La dictadura mediática no se anda con melindres o medias tintas: ejecuta en base a pautas rigurosamente establecidas. Cuando se observa en términos noticiosos la agresión es grosera y sirve tanto para aportar una verdad, siempre que no dañe al sistema que lucra con todo y que sostenga la credibilidad, o para insultantes mentiras, que no pueden ser probadas en medio de la polución informativa.
Así es el trabajo: según distintos fines, entre ellos el de ser “un teatro de operaciones” alternativo de las guerras de rapiña del capitalismo mundial liderado por Estados Unidos.
Las corporaciones mediáticas deciden lo que debemos conocer, mientras silencian o tergiversan lo que quieren encubrir o esconder. En cuanto a Cuba, validar los ataques a la Isla es una tarea que ejecutan con precisión matemática en base a una propaganda fascista al más puro estilo goebbeliano, y duermen tranquilos.
Un caso en curso es la reciente campaña respecto al fallecimiento de un ciudadano cubano Juan Wilfredo Soto García vinculado a grupúsculos contrarrevolucionarios en la Isla.
El domingo 8 de mayo falleció Soto García a las 12:44 a.m. hora local. Martha Beatriz Roque Cabello, la “demócrata autoritaria” que los cubanos escucharon decir que poco le importaba si los americanos invadían la Isla, señalada por George Bush como “prominente” para un gobierno de transición y financiada por diplomáticos norteamericanos, comenzó la misión de acusar al gobierno cubano de “asesinar” a Soto García a consecuencia de una golpiza policial. Bien sabe la señora lo que hace.
Se basó en un sainete inventado por Guillermo Fariñas y sus compinches desde Santa Clara a 300 kilómetros de La Habana. Vía telefónica obviamente. Roque Cabello no estuvo en los sucesos e informó que un grupo de 17 personas estaba siendo hostigado por dos ómnibus de policías y varias patrullas. Falso. Estuve en el lugar y vi al festinado grupúsculo caminar por la calle conocida Doble Vía de la zona hospitalaria de esa ciudad a las 2:07 a.m.
Yoani Sánchez, Elizardo Sánchez y otros personajillos, con más amplificación mediática que credibilidad en la Isla, continúan sustentando la versión del “asesinato” y “el incremento de la represión policial” en Cuba a contrapelo de la verdad y caminando por la delgada línea que los llevará al desprestigio creciente, puesto que lo único que pueden ofrecer son sus afirmaciones improbables.
Al mismo tiempo, Fariñas y una decena de seguidores en Santa Clara continúan acosando a la familia de Soto García, según testimonio de varios allegados. Radio Martí, está haciendo una cobertura insultante del suceso y una vez más pone en tela de juicio su estrepitoso descrédito, que es el del gobierno de Estados Unidos, el promotor de esas transmisiones ilegales contra Cuba. Y, el Miami Herald tiene hasta una “garganta profunda”. Medios hostiles a la Isla como Infobae han publicado policías represores como si fueran cubanos. Todo vale, pues.
Por otra parte, los médicos como el doctor Rubén Aneiro Medina o Caballero, calificados especialistas del servicio de Terapia Intensiva del Hospital Arnaldo Milián de la ciudad de Santa Clara han confirmado que la causa de muerte fue una pancreatitis, sin síntomas de violencia física sobre el fallecido. El gobierno cubano desmintió la campaña y aportó información.
Un titular de Efe y Europapress da cuenta de cómo la dictadura mediática actúa sin escrúpulos y agrede al público en general. “Ashton pedirá información a La Habana sobre el asesinato de opositor cubano”. El titular da por sentado el “asesinato”.
Ya se tenían las declaraciones de Jorge Moragas, coordinador de Presidencia y Relaciones Internacionales del derechista PP español y el Parlamento Europeo ha conocido que la alta representante de la UE, Catherine Ashton, solicitará información a La Habana sobre las circunstancias de la muerte del opositor cubano Juan Wilfredo Soto García.
Sería excelente que la información que supuestamente el gobierno cubano debiera darles, las publiquen con pelos y señas, y así pondrán en evidencia a sujetos como Guillermo Fariñas, premiado por la institución, a expensas del insulto a la verdad.
Obviamente, la dictadura mediática no actuaría sin los ejecutores de políticas que sustentan el afán de dominar al mundo y especialmente a Cuba, cuya independencia pretenden cobrar caro.