Candelaria Ramos tiene 29 años, vive en Dina Huapi, Río Negro, y es diseñadora gráfica. Como proyecto final de su carrera comenzó a crear materiales didácticos en Lengua de Señas Argentina (LSA). Así nació DidácticosLSA, un emprendimiento que no pudo dejar sólo en la teoría y al que hoy se dedica de lleno.
Casi de manera artesanal realiza juegos de cartas, memoria, dominó, tableros para avanzar casilleros con dados, entre otros productos, con el objetivo de que los chicos puedan “aprender, jugar y divertirse con materiales pensados para ellos en su lenguaje, en su código”, explica.
Para perfeccionarse en la temática, estudia Educación Especial y la carrera para ser Intérprete de LSA. Candelaria explica que su trabajo es “llevado adelante a pulmón” pero que “tiene mucha aceptación y de a poquito va creciendo”.
¿Cómo te acercaste a la Lengua de Señas?
Siempre encontré cierto encanto en este lenguaje, pero me vinculé con el de una manera poco usual. Fue a partir de este emprendimiento, cuando todavía era sólo un proyecto de graduación para la carrera de Diseño Gráfico. Empecé hurgando en la bibliografía, buscando e ilustrando señas para elaborar el material, y observando a las docentes que me asesoraron. Pero después, cuando decidí dedicarme de lleno a la producción de juegos y material didáctico en LSA pensé que mi compromiso debía ser mayor y empecé a estudiar esta lengua para entenderla mejor, poder proyectar más cosas y detectar necesidades.
¿Cómo nació la idea de realizar material didáctico en LSA? ¿Cuáles fueron los primeros que desarrollaste?
Me di cuenta de que había una carencia muy grande de material para ese sector de la población, así que lo tomé como tema para el proyecto de graduación de mi carrera. Con asesoramiento de diversos profesionales vinculados a la educación del sordo identifiqué las necesidades educativas más urgentes y desarrollé una serie de materiales básicos para enseñar los colores, los números, los días de la semana y las vocales, entre otros.
Una vez graduada sentí que lo que había desarrollado sólo era el punto de partida para hacer algo más y que no tenía que ser archivado porque podía resultar valioso y útil para mucha gente.
Tus materiales se distribuyen en diferentes provincias. ¿Cómo lograste esa difusión?
Casi pura y exclusivamente por Internet. Creé un sitio web donde la gente puede encontrar información, ver el material disponible y empecé a publicar anuncios en foros especializados. Los comentarios de los compradores y el boca en boca hicieron el resto. Después, un poco a regañadientes, lo llevé a Facebook y resultó ser una fuente de difusión importante.
Todavía no tengo revendedores en otros lugares. Estimo que más adelante, cuando haya editado la mayor parte del material, será posible hacerlo. Todavía son pocos los materiales que he editado en cantidad, la mayoría se realiza a mano con mucha dedicación y cuidado.
En los comentarios del blog se puede ver el buen recibimiento que generan tus productos. ¿La gente también te cuenta experiencias luego de adquirirlos? ¿Te aportan nuevas ideas?
Mucha gente me comenta sus experiencias, me sugiere o pide temáticas, me indica alguna falencia o me propone algún cambio. Esto avanza así en gran medida, con el ida y vuelta. Es realmente una recompensa cuando un docente o un padre me escribe expresando su alegría y su satisfacción. Es un estímulo grande para seguir.