Revista En Femenino
Artículo de Isabel Barceló Chico
De todas las mujeres de la antigüedad que vivieron rodeadas de púrpura, la más decidida y valerosa fue Dido. Su belleza no desencadenó una guerra, como le ocurrió a Helena de Troya, ni tampoco la fidelidad la impulsó a deshacer de noche el velo que había tejido durante el día, como hizo Penélope. Estas y otras grandes damas fueron presentadas como modelos a rechazar o a seguir por el resto de las mujeres y quedaron definidas en función de sus hombres y/o de sus virtudes femeninas.
No fue ese el caso de Dido, que entró en la historia mítica por méritos propios, de manera indiscutida, hace aproximadamente 2.800 años. Su gesta no tuvo nada que envidiar a las de los varones de su época, de los que se distinguió por su talante pacífico, su gran inteligencia y su innegable valor.
Esta gesta se inició en Tiro, la más floreciente de las ciudades fenicias, cuyo trono heredó de su padre. Pese al prestigio y las riquezas, la vida no iba a ser fácil para la joven reina. Su hermano ambicionaba el trono y no dudó en traicionarla y asesinar a su marido. Así, para evitar el estallido de una guerra civil, la reina decidió huir de Tiro con un grupo de fieles y buscar nuevas tierras donde asentarse. Durante varios años vagó por el mar hasta alcanzar las costas del norte de África donde, tras arduos esfuerzos y aventuras, fundó la ciudad de Cartago.
A las playas de la ciudad recién creada arribaron las naves del troyano Eneas quien, a su vez, se dirigía a la península itálica para fundar en ella una nueva Troya. El encuentro entre Dido y Eneas, el amor apasionado que surgió entre ellos y las vicisitudes que siguieron, constituyen una de las historias más intensas y bellas de cuantas han tenido como escenario el Mare Nostrum. Un mar donde historia y mito se entrelazan de manera inextricable, moldean nuestra sensibilidad y nuestro espíritu y fundan nuestra cultura occidental
La creación de la novela Dido reina de Cartago ha constituido una aventura casi tan fascinante como la de la propia reina: fue escrita en Internet, a través del blog “Mujeres de Roma”, en un clima de complicidad con los lectores.
Isabel Barceló
“¡Y todo esto es obra de una Mujer! – exclamó admirado Eneas.”
Nota:
Mi Especial Agradecimiento a Isabel Barceló por su Artículo y los mejores deseos para este libro que recomiendo con todo cariño.
Enlace: Blog MUJERES DE ROMA.
Para todos los Amigos y Lectores: Los próximos días serán une petite pause en las publicaciones de La Cueva. Regresamos con una nueva entrada el próximo domingo 4 de abril. ¡ Mi beso y Abrazo para todos!
Susana
* "Dido, Reina de Cartago", a través de Internet.* Distribuidoras en España, EEUU y América Latina.