A simple vista, no existe ninguna similitud entre Codelco, el Sr. Diego Hernández, su flamante nuevo Presidente Ejecutivo, y Juan Pablo Dávila, el otrora famoso operador de Codelco en los mercados de futuro. El hecho que uno haya pertenecido a Codelco y el otro recién se va incorporar como su Presidente Ejecutivo, es la primera semejanza entre ambos personajes.
Pero existe otra semejanza y que tiene que ver con muy cuantiosas pérdidas en los mercados de futuro del cobre. A fines de 1993 y comienzos de 1994, Juan Pablo Dávila hizo perder a Codelco alrededor de 170 millones de dólares en los mercados de futuro del cobre, lo que representaba alrededor del 8 % de las ventas de la Corporación. El mismo año 1994, Minera Manto Blancos S.A. también perdió el 8 % de sus ventas en los mercados de futuro, y en 1995 llegó a perder 49 millones de dólares en los mercados de futuro, pérdida que representaba el 25 % de sus ingresos totales por ventas, que ese año fueron de 198 millones de dólares. Proporcionalmente era una pérdida 3 veces superior a las de Codelco. El Presidente de Mantos Blancos S.A. y por tanto, con algún importante grado responsabilidad en esas considerables pérdidas en los mercados de futuro, era el Sr. Diego Hernández. Esta es la desconocida semejanza entre los señores Diego Hernández y Juan Pablo Dávila: ambos estuvieron vinculados con la pérdida de decenas de millones de dólares a las empresas para las cuales prestaban servicios.
Así como hay semejanzas existen diferencias muy importantes entre estos personajes. Juan Pablo Dávila fue despedido de Codelco el mismo año 1994, y posteriormente fue encarcelado por su responsabilidad en estas pérdidas. Contrariamente a lo que ocurrió con J.P. Dávila, el Sr. Diego Hernández nunca fue encarcelado por su eventual responsabilidad en estas pérdidas, por el contrario, gracias o a pesar de ellas, prosiguió una brillante carrera que lo llevó a ser designado este 20 de abril, como Presidente Ejecutivo de Codelco. Juan Pablo Dávila se debe estar preguntando: ¿Por qué yo no tuve la misma suerte, si también logré hacer perder a mi empresa decenas de millones de dólares?
Quizás esta diferente suerte entre estos personajes dependa del tratamiento mediático o publicitario que tuvieron ambas pérdidas. En esa época las cadenas de El Mercurio, La Tercera y otros medios influenciados por el lobby del cobre, iniciaron una fantástica campaña para privatizar Codelco, teniendo como argumento principal, que si Codelco hubiera estado en manos privadas estas pérdidas no se habrían producido, porque habría existido mayor implicancia y control por parte de sus accionistas, el directorio y por la Superintendencia de Valores y Seguros. Sin embargo, esta misma prensa no dijo absolutamente nada, hasta el día de hoy, que Minera Mantos Blancos (hoy Anglo American Norte) había perdido proporcionalmente 3 veces más que Codelco en esos mismos mercados de futuro y en esa misma época.
El directorio y los accionistas de Minera Mantos Blancos S.A., no despidieron al Sr. Diego Hernández, por tales pérdidas, ni a ningún directivo de la empresa. Por el contrario, el Sr. Diego Hernández, fue premiado, porque en 1996 fue ascendido a Presidente de Minera Collahuasi, una empresa de mayor envergadura. Posteriormente, sus pares de las empresas mineras, lo eligieran Presidente del Consejo Minero, y desde el 2004, ha sido el máximo ejecutivo BHP Billiton en América Latina, y ahora, la guinda de la torta, es designado Presidente Ejecutivo de Codelco.
Los lectores de estas líneas pueden encontrar sorprendente que alguien que estuvo vinculado a tantas pérdidas pueda tener tan meteórica carrera. Vamos a tratar de explicar las razones. Minera Mantos Blancos que ya existía al momento de la nacionalización de 1971, tuvo utilidades operacionales de 48 millones de dólares en 1995, por lo cual sus dueños habrían tenido que pagar 24,5 millones de dólares de impuesto a la renta, pero como a último minuto se logró tener pérdidas por 49 millones de dólares en los mercados de futuro del cobre, la empresa quedó con pérdidas tributarias y no pagó un solo peso de impuesto al Fisco chileno. Y para que el negocio sea redondo, quien ganó lo que Mantos Blancos perdió, es evidentemente una empresa relacionada del mismo grupo que Mantos Blancos, y así las ganancias quedan en el grupo, pero en el extranjero, y de esa manera se evita de pagar impuesto a la renta en Chile. Es decir, dichas pérdidas son ganancias pero afuera, en un paraíso tributario donde no pagan impuestos, y en Chile tampoco pagan porque aquí quedan las pérdidas. A Juan Pablo Dávila lo metieron preso por este tipo de pérdidas, mientras que el Sr. Diego Hernández fue ascendido por la excelencia de su gestión de estas pérdidas.
Este tipo de pérdidas es tan fraudulento, que hace más de 30 años el mismísimo FMI recomienda a los países subdesarrollados, que legislen para declarar este tipo de pérdidas como “gasto no necesario para producir la renta”, pero los patriotas gobernantes que hemos tenido, jamás han siquiera discurrido sobre esta posibilidad, y menos aún lo va a ser el actual Ministro de Hacienda.
El Sr. Diego Hernández tiene obsesión por las pérdidas, porque todo el tiempo que el dirigió Minera Collahuasi, de 1996 al 2001, esta empresa nunca declaró un solo peso de utilidadesy nunca pagó un peso de impuesto a la renta, porque siempre se declararon pérdidas. Y el ahora llega a dirigir la principal empresa chilena, que según su actual Presidente Ejecutivo, entre 2006 y 2009 obtuvo utilidades por 26.700 millones de dólares. El Sr. Diego Hernández siempre ha estado al servicio de las grandes transnacionales mineras, que al parecer lo contratan para generar pérdidas. Ahora el asume la presidencia ejecutiva de Codelco, y comienza con pérdidas, porque su remuneración en Codelco no es ni la mitad de la que tenía en BHP Billiton. ¿Se sacrifica por Chile?. Tiemblo de solo pensar en la misión que las transnacionales mineras le han encargado cumplir en Codelco. ¿Habrá llegado el tiempo de las pérdidas para Codelco? .
Julián Alcayaga
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Economista www.defensadelcobre.cl
Una mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización