Si, ya sé que se llama Alberto pero estoy seguro que su refrán favorito es “Donde dije digo, digo Diego”.
Realmente el ramillete de personajes de los que depende que España tenga gobierno son para salir pitando cuanto antes hacia donde sea.
Diego Rivera que a la desfachatez de ir modificando su discurso según le conviene, añade la mucho peor de insultarnos al no reconocer sus contradicciones ni ante la evidencia. Pablo Iglesias, al que consideraba el menos malo de los cuatro pero ya lo he devuelto al pelotón, porque todavía es peor que Diego Rivera en lo de modificar su estrategia y opinión con más frecuencia que se cambia de camisa. Pedro Sanchez del que está claro que la habilidad y la estrategia no solo no son sus puntos fuertes sino que no sabe ni lo que son y finalmente el más desastroso de todos, Mariano Rajoy, que desgraciadamente será el presidente de gobierno a pesar de que es el que menos ha hecho para dar solución al entuerto y el que de muy largo es el peor de ellos para la gestión pública, un total inepto cuyas únicas habilidades son mentir, engañar y hacer trampas, porque como he repetido varias veces, cuando tiene un problema grave su primer y mayor esfuerzo intelectual lo dedica a decidir cómo se esconde del problema y evita responsabilidades.
En mi opinión lo peor, lo más vomitivo del aparente acuerdo es que Rajoy y Rivera responsabilizan ahora a Pedro Sanchez de la falta de gobierno y del riesgo de unas terceras elecciones, barbaridad en la que les dan la razón casi toda la prensa, algunos de los mejores profesionales del periodismo incluidos, cuando solo hay un responsable total y absoluto de las elecciones repetidas y de la falta de gobierno: Mariano Rajoy, en primer lugar porque en vez de cumplir con su obligación como candidato más votado y tomar la iniciativa, es el que menos ha hecho por solucionar el problema, se ha esperado sentado en La Moncloa a que le llevasen la solución del lio bien empaquetada, pero además porque si hubiese tenido un mínimo de esa dignidad de la que ha demostrado infinidad de veces que no tiene ni una gota, y se hubiese apartado como hizo Artur Mas, hace meses que tendríamos gobierno.
Me atrevo a apostar con quien quiera que Rajoy va a aceptar los seis puntos de Diego Rivera, pero una vez investido no los va a cumplir, y Dn. Diego lo sabe, en primer lugar porque tanto Rajoy como el PP jamás han cumplido un pacto ni siquiera a nivel ínfimo, en segundo lugar aunque este incumplimiento podría dejar al gobierno en situación arriesgada de inferioridad en el Parlamento, seguro que a pesar de que no cumplan y no investiguen, expulsen y crucifiquen a sus muchos corruptos, Diego Rivera seguirá apoyándolos en función de lo que saque por su apoyo. La estrategia de C’ y Dn. Diego quedó ya muy clara cuando ayudó a que Susana Díaz formara gobierno a cambio de actuar correctamente en el tema corrupción y una serie de compromisos referidos a la limpieza de corruptos socialistas, y Díaz no solo no ha cumplido nada en cuanto a limpieza de corruptos sino que hay indicios claros que tanto ella como su marido también hicieron de las suyas, y Dn. Diego tan tranquilo. Lo de su lucha contra la corrupción sin la más mínima tolerancia es solo un postureo más de Dn. Diego, que le sirve para quedar bien en las negociaciones y en el caso de Rajoy como arma negociadora porque está tratando con un corrupto y protector de corruptos, pero que borra de su memoria cuando se ha firmado el acuerdo cuyo documento le sirve solo como objeto de decoración, mientras se preocupa mucho de asegurarse de que se cumplan los acuerdos secretos que no figuran en el documento original y que probablemente muchos le afectan directa o indirectamente a él personalmente.
Está pero que muy claro que la responsabilidad última de que la política española sea un desastre, cada vez más corrupta y destruyendo la democracia, la tenemos los votantes, de los que me temo que si hay unas terceras elecciones, con pucherazo o sin él, son capaces de dar mayoría absoluta, o cerca de ella al más desastroso de los candidatos.