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Diego Rodríguez de Silva y Velázquez - PINTORES ANDALUCES

Publicado el 10 abril 2020 por Rmartin
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez - PINTORES ANDALUCES
   Más conocido como Diego Velázquez, al adoptar el apellido de su madre, según uso frecuente en Andalucía, nació en Sevilla el 6 de junio de 1599, muriendo en Madrid el 6 de agosto de 1660. Pintor del Barroco, es considerado uno de los más importantes de la pintura universal.

   Fue el hijo primogénito de un hidalgo perteneciente a una familia oriunda de Portugal, tal vez de Oporto, aunque nacido en Sevilla, llamado Juan Rodríguez, y de Jerónima Velázquez, también mujer de abolengo. En el día de su bautismo, Juan, previo pago de una módica suma al sacristán, convidó a los allegados a clarete y a tortas de San Juan de Alfarache y entretuvo a la chiquillería con monedas de poco monto que arrojó por la ventana. Diego se mostró dócil a los deseos paternos durante su infancia e ingresó en el taller de Francisco Pacheco sin rechistar.   En este taller, pronto, descubrieron su talento, ya que aprendía rápidamente. Los lazos con Pacheco se hicieron muy fuertes y se unieron más cuando Pacheco le dio la mano de su hija Juana de diecisiete años, cuando Diego estaba próximo a cumplir los veinte años, motivado por su virtud, limpieza, y buenas costumbres, y de las esperanzas en su gran ingenio. En el taller de su suegro, desarrolló un estilo influido por los manieristas. Sus obras eran similares a las de Juan de Roelas, mezclándolas con los impresionantes claroscuros de Caravaggio, aunque con el tiempo, estudiosos del arte, dudarán de la influencia de Caravaggio. Con el paso del tiempo se vio influido por un realismo barroco, con un uso notable de contrastes, tomando como base obras de Francisco de Zurbarán y Alonso Cano.   Esta influencia del realismo se dejo ver en sus producciones, que en su mayoría respondían a cuadros religiosos, en estas obras religiosas llegó al fondo de los personajes, demostrando su gran capacidad para el retrato.   Felipe IV lo nombró pintor de la corte. Tras este nombramiento Velázquez se trasladó al Palacio Real (antiguo Alcázar). En Madrid, su estilo sufrió varios cambios, relevando los tonos terrosos por una gama de grises que, con el tiempo, sería su recurso más usado. Hacia 1630 conoció a Rubens, con quien mantuvo una gran amistad; Rubens lo invita a conocer Italia, y consigue la licencia del rey. Visitó Verona, Ferrara, Loreto, Bolonia, Nápoles y Roma, estando muy atento para posteriormente poner en práctica lo observado. En este viaje, le nació un hijo en Roma y liberó a Juan de Pareja, su esclavo durante años. Regresando a Madrid en 1651.    En Madrid, continuó produciendo los encargos reales. Destacando en este periodo la cantidad de pinturas de personajes pertenecientes a la Corte, así como bufones o enanos. Por empeño personal de Felipe IV, Velázquez recibiría, un año antes de morir en Madrid el 6 de agosto de 1660, la preciada distinción de caballero de la Orden de Santiago, un honor no concedido nunca ni antes ni después a pintor alguno. Seis días después murió su mujer, Juana Pacheco. A su muerte el rey Felipe IV añadió al autorretrato del pintor la cruz de Santiago. Se dice que fue el propio monarca, aficionado a las artes, quien dibujó la cruz roja en el pecho del artista. Y aunque, al demoler la iglesia, nadie recordaba que sus restos habían sido sepultados en la parroquia de San Juan Bautista, cuando en 1990 se organizó una magna retrospectiva de su obra en el Museo del Prado, miles y miles de personas llegadas de todos los puntos cardinales afluyeron incesantemente para admirar su obra.

Para la realización de la presente biografía, se han utilizado diversas fuentes. La imagen se encuentra en el Palacio Pitti de Florencia
Por Ramón Martín

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