Revista Opinión

Dieta, la palabra tabú

Publicado el 04 mayo 2018 por Carlosgu82

No existe nada que dé más pereza que ponerse a dieta, ya sea por estética o salud. Debemos tener en cuenta que cuando comenzamos una dieta por prescripción médica, es porque algo está fallando en nuestro organismo y por lo tanto debemos seguir las pautas de nuestro doctor.

Otra cuestión es cuando queremos lucir una mejor figura o eliminar esos kilos de más y en ese caso, las personas acuden a dietas que  encuentran  por Internet o la dieta que le sirvió al amigo, vecino o compañero de trabajo. Existen miles de dietas diseñadas por gurús de la comida ¿cuál es la mejor? Ninguna.

En un porcentaje altísimo las dietas fallan casi estrepitosamente porque las personas asocian  la palabra dieta con dejar de comer cuando deberíamos optar simplemente por comer comida real y este término sencillamente  se refiere a aquellos alimentos que no han sido procesados o los que tienen un proceso (artesanal) de mínimo impacto en sus propiedades naturales. Tenemos donde elegir:

  • Frutas, verduras, hortalizas, tubérculos, semillas, mejor si son de cultivos artesanales.
  • Aceite de oliva virgen extra.
  • Frutos secos no fritos.
  • Mariscos y pescados en estado salvaje.
  • Carne de animales y huevos de granjas.
  • Legumbres
  • Especias
  • Infusiones, hierbas naturales.
  • Cereales sin procesar.
  • Sal sin refinar.
  • Conservas: alimentos procesados con un impacto mínimo de sus propiedades naturales.

Dieta, la palabra tabú

La industria alimenticia y nuestro ritmo de vida nos induce a simplemente alimentarnos con lo primero que tengamos a mano: productos ultraprocesados, bollería industrial, comidas rápidas, etc.

  

 

Dieta, la palabra tabú
     
Dieta, la palabra tabú

¿Por qué no nos planteamos comer equilibrado con comida real?

No estamos hablando que sea fácil pero es más sencillo de lo que cualquiera puede imaginar. Comer equilibrado y con comida real es el camino para tener una salud envidiable. Recuerden que somos lo que comemos y para esto solo hay que seguir unas pautas:

  • No comencemos radicalmente como si no hubiese un mañana. Cambiemos nuestros hábitos poco a poco.
  • Eliminemos las comidas ultraprocesadas, bollería industrial, comidas rápidas y bebidas gaseosas en la medida de lo posible.
  • Reduzcamos la sal refinada, el azúcar, la leche y derivados.

Recordemos ir cambiando los hábitos paulatinamente, una persona sana puede tomarse una gaseosa cuando quiera. ¿Nos apetece comer una hamburguesa? ¡Nos la comemos! Somos seres libres. La clave reside en la moderación, nadie puede vivir a base de agua, pollo a la plancha y verduras. Pasados unos días vamos a sentir la necesidad de comernos toda la comida chatarra que exista.

Comamos sano, hagamos ejercicio, vivamos, seamos felices. Recordemos que no tenemos que ser radicales u obsesivos, simplemente no existe ninguna dieta milagrosa, la mejor fórmula está en nuestras manos: comida real  + ejercicio.


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