Revista Cultura y Ocio

Diez años escribiendo

Publicado el 28 enero 2018 por Molinos @molinos1282

Diez años escribiendo

Tom Haugomat

«It’s a joy to do it. It’s a place to go. It definitely is a place where I am… where I feel my honest self is. I just wrote toto go home. It was like a place to be where I felt I was safe. And so I write to fix a reality». (Lucia Berlin)
Hace diez años estaba sentada en un despacho que ya no existe viendo atardecer en Toledo. Hace diez años los móviles no eran táctiles, no existía "WhatsApp" y en mi despacho había un televisor de tubo y un reproductor de VHS. Y un fax que, de vez en cuando, escupía algunos folios.  Hace diez años no sabía quién era Lucia Berlin. 
«Ese es el primer paso, mamá– digo con suavidad–. La infelicidad tiene que estar viva para que pueda suceder cualquier cosa». (Vivian Gormick).
Hace diez años me puse a escribir sin saber qué estaba haciendo, sin saber que hacia algo, sin intención, sin propósito, sin finalidad. El aburrimiento y una sombra de inquietud interior, que ahora sé que era incomodidad conmigo misma, me llevaron a escribir. Menospreciamos el aburrimiento y ensalzamos la comodidad pero sólo nos movemos cuando algo no nos gusta, cuando estar dentro de nuestro pellejo nos pica, nos escuece, nos aprieta o nos está absurdamente grande. Hace diez años no sabía quién era Vivian Gormick. 
«Bastante trabajo me daba escribir como lo hacía, esto es, regular, como para intentar ponerme a escribir como no sabía hacerlo, es decir, bien. Si en algún momento pensaba en el lector para adaptarme a él, estaría cometiendo la primera traición. En literatura debe ser el lector quien vaya en busca de la obra y si no, que se vuelva a su casa». (Juan Tallón) 
Hace diez años me lancé a escribir hablando de ir a comprar muebles. No fue, no era, no parece un comienzo muy prometedor pero es que aquello no era el comienzo ni la promesa de nada. Era, y lo sé ahora, mi mayor acto de espontaneidad creativa hasta la fecha y tenía treinta y cuatro años. No buscaba que me leyeran, en realidad quería saber si era capaz de escucharme, de leerme a mí misma. He escrito 1788 posts. No todos son buenos, ni interesantes, ni divertidos, ni aportan algo pero todos tienen un significado para mí. Cada palabra que he escrito en este blog responde a mi necesidad de escribirla, una necesidad que no sé de dónde sale, no lo sabía aquella tarde de enero de 2008 y no lo sé ahora. Tengo que hacerlo. No puedo elegir no hacerlo. No intento que nadie lo entienda porque no escribo este blog para nadie más que para mí. Hace diez años no sabía quién era Juan Tallón. 
«No puedo más, de veras - murmuró-. Estoy entumecido y cansado. Hoy han ocurrido demasiadas cosas. Me siento como si hubiera pasado cuarenta y ocho horas bajo una lluvia torrencial, sin paraguas ni impermeable. Estoy empapado hasta los huesos de emoción». (Ray Bradbury)
Llevo una semana pensando cómo podía intentar expresar las sensaciones que tengo al cumplir diez años escribiendo. Siento una infinita ternura por esa Ana de treinta y cuatro años desbordada por la sensación de que ya sabía lo que le esperaba el resto de su vida. Quiero decirle que aprenderá a escribir, que dejará de poner puntos suspensivos que representen su miedo a las palabras, sus indecisiones y dudas. Quisiera adelantarle que conocerá muchísima gente que llegará a ella leyendo esas palabras que teclea sin darles ninguna importancia; personas que se harán sus amigos y que también le cambiarán la vida. Me gustaría decirle que corra a leer a Bradbury, que Crónicas Marcianas la está esperando. 
«Cuando escribimos un texto, las líneas van una detrás de otra, con idénticos intervalos, y quienes las tienen ante la vista no se dan cuenta de que hubo momentos en que la mano que las trazaba fue deprisa por la hoja y en otros se quedó parada. En la página, e incluso en la página manuscrita, quedan abolidos los silencios; y los espacios pasados por la garlopa» (Amin Maalouf). 
Me gustaría decirle que eso que está haciendo, esas palabras que está escribiendo sin darles importancia, casi sin mirar a la pantalla y que va a publicar sin releer confiando en que nadie las lea, van a cambiarle la vida. Quiero que sepa que estas palabras, «Después de dos años viviendo en nuestra nueva casa, decidimos por fin... ir a ver muebles», son la puerta a un mundo al que diez años después sigo yendo. Quiero decirle que escribir no será algo que haga, será un lugar al que irá,  en el que estar y ser. Y que lea a Amin Maalouf. 
Hace diez años me faltaban por leer 543 libros.
Gracias a todos. 

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