Lo de Tito: perdonad mi endogamia, pero puse algo aquí.
La porquería política de siempre: cierta polémica porque tres diputados electos de un partido llamado CUP (Candidatures d'Unitat Popular), independentista, de izquierdas, afín a movimientos radicales, se hayan presentado a la sesión inaugural del parlamento con el aspecto que se ve en la imagen. O sea, vestidos de una manera completamente informal, luciendo camisetas con consignas acordes a su ideario. Lo cual ha merecido críticas, especialmente por parte de los de siempre. Que sí la institución merece la dignidad propia y bla bla bla. Ésto lo dice una respetable señora democristiana. Entonces a mí se me ha empezado a meter en la cabeza cuál es el sentido de esta rancia costumbre. Pues los tres diputados simplemente están acudiendo a su trabajo. Por lo que visten con total comodidad. Los otros, entonces, los de los trajes y las corbatas, cumplen el convencionalismo social, o sienten que tienen que vestir como hombres de negocios visitando clientes?. Es esa la finalidad de un parlamento, entonces. El negocio y el cliente y el trato comercial, antes que decidir como llevar adelante una sociedad que te confía el voto. Los de la CUP han respondido con un poema de Martí-Pol, y a mí me ha parecido la mar de bien. Sí: el aspecto es importante en la vida, pero en el siglo XXI y en una sociedad avanzada, no puede serlo más que las ideas; sobre todo con lo poco que cuesta hoy en día que estas se difundan, si hace falta, de forma anónima o incluso comunitaria. La CUP es un soplo de aire fresco que nos resulta muy conveniente. Los trajes y las corbatas no son necesarios para gobernar un país. Ni los vuelos en business class, tal como hoy defendía, encima, el presidente del Tribunal Supremo. Los políticos que empiecen a asimilar que no se les va a perdonar ni una. Por fin, vamos.
