Te seguimos contando aquí esos diez consejos que te permitirán rodar con seguridad y eficacia en esos molestos días de viento que cada vez tenemos más cercanos. Seguramente nunca llegues a estar cómodo del todo con el aire, pero al menos podrás defenderte con eficacia…
III. Intentar adaptarte al viento.
Cuando hablamos de adaptarnos al viento nos referimos a esa serie de componentes que puedes variar ligeramente en tu entrenamiento y que pueden ser decisivos para que sufras más o menos con el viento.
Un buen ejemplo es la variación del recorrido. Tan sólo introducir un pequeño cambio en el recorrido que teníamos pensado para nuestro entrenamiento del día puede suponer una enorme diferencia en la incidencia del viento. Así, podemos intentar evitar carreteras abiertas, sin árboles o poblaciones a los lados, puesto que éstas serán las que más se vean afectadas por el viento. Lugares cerrados, como desfiladeros y valles, también son sitios donde el viento suele soplar con mucha fuerza, al igual que en la zona más cercana a la costa. Además siempre preferiremos sitios poco expuestos, intentando evitar pasajes peligrosos, como descensos largos muy aéreos o sitios con gran tráfico de vehículos pesados, que crean corrientes de aire muy peligrosas cuando nos adelantan. En estos casos podemos intentar adaptar nuestra salida para que sea menos dificultosa y, sobre todo, mucho más segura.
De igual forma en algunos lugares el viento sopla con más fuerza en determinados momentos del día, normalmente por la tarde. En zonas cercanas a la costa en el norte, por ejemplo, existe lo que los lugareños llaman el viento de mareas, que viene del mar y sopla únicamente en los momentos en los que la marea está subiendo con grandes coeficientes, esto es, dos veces al día y con mayor incidencia en meses como septiembre y octubre. En esos casos se puede intentar cuadrar el entrenamiento diario para intentar evitar esas horas complicadas, ya sean las de la tarde o las horas de pleamar, para intentar evitar el viento y hacer un entrenamiento más adecuado y seguro.
Por último, existe otra posibilidad en cuanto a la adecuación del entrenamiento de cara al viento, pero esta seguramente sea la que más antipatía te provoque. Y es que hablamos de intentar hacer primar tu seguridad por encima de tus fuerzas y tus piernas…esto es, cuadrar nuestro recorrido de entrenamiento para hacerlo de ida y vuelta, buscando siempre tener el viento de cara o de espaldas. ¿Por qué es esto positivo para el cicloturista? Porque el viento de espalda o de cara resulta el menos peligroso para nuestro rodar en carreteras abiertas, ya que apenas deberemos preocuparnos de los bandazos a los que podamos vernos sometidos. Y, ¿por qué no es cómodo? Porque el tramo de viento de cara te va a hacer acordarte de quien ha escrito esto durante todas y cada una de las pedaladas que, a una velocidad menor a la normal, vas a ir dando… Ahora, tú eliges.