LA MANSIÓN DE DRÁCULA (Earl C. Kenton, 1945)
El hombre lobo, Drácula, el monstruo de Frankenstein, un émulo de Jekyll y Hyde y una enfermera jorobada son los componentes del último cocktail de monstruos ofrecido por la Universal antes de que su creciente crisis creativa acabara provocando el abandono de los films de terror apenas un año después. El Drácula de John Carradine (de ademanes casi esquizoides, radicalmente alejado de la elegancia y estilización del de Lugosi) obtiene un mayor protagonismo que en La zíngara y los monstruos aportando un aura de fatalismo a una pieza que no puede ocultar ciertos rasgos de melancolía al asumir, con estoicismo, su condición crepuscular. La mansión de Drácula pone, por tanto, punto y final a la descripción clasicista del mito que, una década después, sería dinamitada por la Hammer.DRAKULA ISTANBUL´DA (Mehmet Muhtar, 1953)
Solo por su mera existencia, Drakula Istanbul'da ya merecería todo tipo de atención por parte del aficionado, ya que el hecho de realizar una revisión del Drácula de Tod Browning en los intramuros de la cinematografía turca resulta, como mínimo, extraordinariamente atractivo. Pero es que, amén de ello, este film de Mehmet Muhtar (cuya escasa filmografía se encuentra totalmente alejada del cine de terror) integra una más que notable calidad cinematográfica, muy a pesar de la precariedad de los medios empleados en su filmación. De poderosa atmósfera y con un muy certero tratamiento de los resortes del terror, es un film mucho más importante de lo que parece a simple vista ya que, incluso, llegaría a influenciar al Drácula de Fisher en la resolución de la secuencia del cementerio.
LA SAGA DE LOS DRÁCULA (León Klimovsky, 1972)
Con diferencia, una de las mejores películas de terror que se hayan realizado en este país. Tomando de base un concepto del género que aúna el decadentismo con la agresividad propia del momento, Klimovsky lleva a cabo una pieza que, en esencia, resulta una radical parábola sobre la situación política del momento. En efecto, no es difícil observar en esa estirpe de vampiros a punto de extinguirse un trasunto del franquismo, agonizante ante los nuevos tiempos y la enfermedad del dictador y necesitado de sangre nueva con la que poder perpetuarse. El espléndido guión de Emilio Martínez Lázaro y la propia dirección de Klimovsky facilitan que Narciso Ibáñez Menta componga un Drácula tétrico e inquietante, alcanzando uno de sus grandes trabajos cinematográficos. DRÁCULA NEGRO (William Crain, 1972)Aunque Drácula negro no sea, precisamente, una obra brillante sí expone una serie de elementos interesantes de reseñar. Primero de nada, el film se erige en uno de los títulos referenciales de la blaxploitation, tendencia coyuntural en la cima de su popularidad por aquellos años, capaz de subvertir cualquier tipo de elemento social y cultural, incluido un personaje tan anclado en los modelos clasicistas como la creación de Bram Stoker. Segundo, la violencia habitual con la que se concebían este tipo de producciones llega a unos niveles de subrayado que se convierten en un claro ejemplo de las necesidades del género por extremizar sus módulos internos. Y tercero, por su propia naturaleza, Drácula negro representa una de las variaciones más curiosas del mito, a pesar de sus irregularidades cinematográficas
¿Y tú conoces alguna adaptación curiosa más?