Ya hacía un tiempo que nuestra relación pasaba un momento…tenso.
Notas cuando estás llegando al fin… Se van acumulando los “lo” : lo de no estar ahí cuando lo necesitas. Lo del bloqueo. Lo de las llamadas incómodas ( esas que no querrías responder). Lo de sentirte continuamente localizado. Lo de la melodía que te irrita…
Pero sigues ahí. Lo necesitas. ..Qué sería de todos tus contactos ¿De tus cosas? Te da pereza cambiar…
Pero llega un día que es él el que quiere dejarte a ti. Tú te lo has buscado… Por ser tan indiferente.No te lo esperas…Y él, claro, no sabe cómo decírtelo. No utiliza palabras, lo hace con hechos.
Tres días en los que ha desaparecido, unas horas, dejándome incomunicada. Tres días, uno detrás de otro.
Tres días consecutivos en los que el maldito ( y astuto) iPhone se ha escapado de mi control. Ha intentado huir de mí…
Se cayó entre las mil bolsas recicladas del Carrefour que llevo en el maletero del coche. Allí estuvo unas cinco horas.
Me lo dejé en la mesa del despacho (el viernes por la tarde). Lo recogí por la noche.
El domingo, lo paso en casa de mi madre ( tan ricamente) . Conmigo, no.
Y hoy, se me ha caído al salir del coche (¿Por qué llevaba yo el teléfono en la falda? Un misterio. Se ha puesto ahí él solito, seguro…) y para más recochineo, en la caída, se ha deslizado debajo del coche. Sin acceso, ni alargando el brazo… Lo he recuperado con un palo…
Lo que más me ha impactado de estos tres días de diferencias irreconciliables con mi teléfono, es la sensación de libertad que me produjo la primera hora sin él. Nadie me podía llamar, ni localizar, ni encontrar, ni nada de nada… Tras esa hora de placer, me empecé a angustiar : por los que me llamarían y se preocuparían , por no poder llamar yo, por qué no me acordaba de ningún teléfono ( sólo de uno), por qué tenía una anotaciones importantes en “Notas” , por… etc,etc…
No recuperé el equilibrio hasta que lo tuve , de nuevo, a mi vera…
Eso sí, él sigue intentando la fuga… Y mira que le puse una funda mona…