Dos lecturas de esta misma semana llaman mi atención. Comparten de alguna forma el fondo, pero difieren enormemente en las formas. Podéis juzgar vosotr@s mism@s:
En Medscape Pediatrics me entero de que la factoría Sésamo realizará un especial el próximo lunes 9 en el que aparecerá un teleñeco hambriento (la traducción es mía):
Un nuevo teleñeco golpeado por la pobreza pondrá de relieve la cuestión de las luchas que origina el hambre (…), Lily, de cara rosa, cuya familia se enfrenta a la inseguridad alimentaria (…) en un especial titulado Aumentando la esperanza contra el hambre (Growing hope against hunger). El especial contará con niñ@s que relatarán las historias personales de sus familias y su lucha contra el hambre, y mostrará cómo algunas familias encuentran soluciones innovadoras y comunitarias, incluyendo la recolección de alimentos y programas de asistencia.
Por otro lado, José Antonio Ritoré, desde La regla de William escribe una entrada de título elocuente y que no requiere de mucha más explicación: Asesinato y violación en el spot de una ONG. ¿Dónde está el límite? Todo a raíz del siguiente vídeo, Unwatchable, con el que la ONG británica Save the Congo trata de llamar la atención sobre las atrocidades que hay detrás del lucrativo negocio de los teléfonos móviles en la República Democrática del Congo (siguiendo las advertencias del propio José Antonio, el vídeo es duro y contiene violencia sexual explícita):
Con la entrada ya en mente, aunque no publicada todavía, leo hoy mismo que José Antonio publica una entrada continuidad de la anterior, en la que, además de recopilar 10 spots de ONGs que te impactarán (en una línea completamente diferente, y más que muy recomendables de ver) recoge las respuestas de uno de los responsables de Save the Congo a varias cuestiones sobre los límites éticos de una campaña como ésta:
Pregunta. ¿Qué puede decir a los que piensan que no es ético utilizar un vídeo para promocionar una campaña?
Respuesta. Creo que ha habido un malentendido con nuestro objetivo. No estamos promoviendo una campaña (…). La película plantea a los espectadores una pregunta muy sencilla: si usted no permitiría que algo así suceda en el Reino Unido [o Europa] ¿por qué permitir que suceda a pocas horas del vuelo de distancia, en el Congo?