Revista En Femenino

Dilemas laborales: ¿aceptar o luchar por servir?

Por Familia De 3 Hijos @familiade3hijos
Trabajo en una Oficina de Empleo. Podría ser un gran trabajo de servicio al prójimo. Pero sólo estamos para atender estadísticas de tiempos de espera y servicio. Nada de una atención a fondo y una ayuda de corazón. Sólo números y más números: nada de personas. Los funcionarios se apoltronan en su sueldo seguro y los desempleados se acostumbran a una dinámica esclavizante de venir a "sellar" y "esperar a que les llamen", cosa que casi nunca pasa. La mayoría sucumbe y renuncia a la libertad, en lugar de afrontar su situación con plena responsabilidad.Me sentí muy frustrado cuando entré aquí. Me considero una persona inquieta y pensé que este trabajo suponía un "parón" en mi progresión profesional. Se me ocurrían infinidad de iniciativas para dinamizar a los miles de desempleados a los que atendemos, que necesitan más de motivación que de clasificaciones y bases de datos totalmente inútiles. Expuse mis propuestas incluso por escrito. La respuesta fue clara: no se me paga por pensar, sino por repartir tarjetas. Me quedé helado al principio, y luego durante varias semanas me dominó el mal humor por lo que consideraba un desperdicio injusto de recursos.Dilemas laborales: ¿aceptar o luchar por servir?Más tarde, se produjo el "click" en mi interior, y entendí que debía aceptar la situación, no aferrarme a lo que yo consideraba que "debería" hacerse, y domar a ese ego tan "crecidito" que a veces tengo. Aceptación, aceptación y aceptación. Y se obró el milagro. Me centré en atender con toda mi energía y dedicación a cada desempleado en los pocos minutos que estuviese con él o ella. Decidí apelar sólo a mi conciencia yendo más allá de las directrices o políticas de turno. Y entendí que la situación podía tener mucho de aprendizaje para mí.Así he estado los últimos 18 meses. He aprendido a sosegar mi obsesión por cambiar las cosas y por hacer, hacer y hacer. He aprendido a vivir el momento exclusivo con cada desempleado/a al que atendía. Por el camino me he encontrado con el regalo de poder reducir mi jornada laboral y dedicar ese tiempo y esas energías a proyectos sociales y de transformación. Me siento más libre, menos dependiente de la imagen social que representa el trabajar en una u otra cosa, y mucho más cercano a lo que soy al desnudo, "sin trampas ni cartón". Estoy simplemente atento al presente y lo que éste pueda deparar.Ese presente volvió a hacerme una llamada al servicio hace unos pocos días. Se acababa de convocar una plaza de alta dirección en mi zona. Los requisitos cuadraban al 100% con mi perfil, y desde ese puesto podría articular notables cambios en las políticas de empleo en mi comarca. Sé que tengo pocas opciones y menos padrinos para presentarme. Pero lo hice, y además llevé mi diagnóstico de la situación de la comarca y mis propuestas para introducir cambios por escrito a uno de los máximos jefes de la provincia, al que le pedí una cita. Su cara era un poema. No sólo por mi osadía de presentarme al puesto (que lógicamente ya tiene nombre desde hace tiempo) sino por mi crítico análisis. No se podía creer lo que escuchaba.Sentí que debía dar ese paso. Seguramente haya sido inútil. Quizás, incluso, lastre mi futuro en esta Administración. Poco me importa. Creo que mi presente me llamaba a ello. Y de hecho, me preocupó más notar mi pérdida de paz y la vehemencia con que defendí mis argumentos que las posibles consecuencias de mi atrevimiento. Sin duda mi ego volvió a aflorar en esa reunión, aunque fuera defendiendo la necesidad de centrarnos en servir al prójimo.Creo que debo seguir por el camino de la aceptación. Creo que debo estar muy atento al presente. Y creo que esa aceptación y ese presente me ofrecerán ocasiones continuas de servir al prójimo. Creo que para eso estamos aquí. Tan sólo espero no perder la paz por el camino.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog