Una pequeña galería de arte en un pasillo, en un salón o en cualquier otra estancia, es un recurso infalible para dar un plus de estilo a la decoración de nuestra casa. Pero sobre todo, nos ofrece la posibilidad de darle un toque personal no sólo por el objeto de las obras que expongamos sino porque al colgarlas inconscientemente buscaremos además que nos resulte agradable a la vista de tal manera que al final, esa composición con cuadros será un reflejo de nuestra personalidad, de nuestro carácter.
Y tú... ¿cómo te defines? ¿qué composición prefieres?
Si te consideras PERFECCIONISTA y además eres un maniático del orden, entonces te gustarán los cuadros perfecta y milimétricamente colocados, y especialmente las simetrías, que no sólo te resultarán agradables a la vista sino además relajantes ya que te transmitirán la sensación de equilibrio, tener todo "bajo control". Por eso mismo también buscarás uniformidad en el tipo de obra a colgar y que los marcos sean iguales, o al menos del mismo estilo y/o color.
Si en cambio eres un poquito EXCÉNTRICO o BOHEMIO, te gustará combinar obras de diferentes estilos. Mezclar pinturas con grabados, fotografías... y enmarcarlos de diferente manera. Además te gustará añadir a la composición piezas de época y otros objetos como relojes, espejos, máscaras o recuerdos de viajes, que rompan la uniformidad. Como además tu composición irá creciendo con el tiempo, las medidas no podrán ser estudiadas ni calculadas: para ti toda la pared es como un enorme lienzo a decorar.
Si en cambio eres una persona INQUIETA, si te gusta lo "casual", lo improvisado, probablemente te asustará la idea de crear una composición que permanezca inalterable en el tiempo. Para ti la solución ideal son los cuadros colgados en soportes movibles, o bien dispuestos en estanterías, más o menos apilados sobre los muebles ¡o incluso en el suelo!