No deja de sorprenderme lo irrespetuoso, lo ardido, lo poco prudente, traicionero y lo insolidario con los demás pilotos que es Fernando Alonso cuando le ponen un micrófono delante de las mismísimas. Pienso que sus ataques a los demás son producto de la frustración de saberse subido en un Ferrari y no ser capaz de sacar el máximo partido de su auto, por una u otra razón. Es humano, evidentemente, pero uno no deja de esperar algo más de una persona que está en boca de todos, arrastra massas y debería tener un poco de mejor encaje ante los latigazos que la adversidad le depara. Sus fans dicen que es infalible y que los problemas son siempre ajenos, pero a día de hoy, empiezo a dudarlo.
La última del campeón Español son unas declaraciones menospreciando a su rival Sebastian Vettel, piloto que subido a su Red Bull ha vapuleado a Alonso en los últimos tres años. El de Asturias (que pocos días antes había alabado al alemán) se revuelve y le pega a Vettel un tiro por la espalda:"El verdadero Vettel lo vamos a ver cuando tenga un coche para estar sexto, si ahí consigue estar segundo, tercero o cuarto estará bien, pero hasta ahora sólo le hemos visto en un coche que gana el Campeonato a cinco carreras del final. Hay que esperar. Sin el mejor monoplaza se pueden ganar carreras, de dos pilotos lo hemos visto, del tercero hay que esperar".
Estas cosas no se dicen, porque demuestras claramente que estás escocido por no roer un hueso desde hace ya cinco años, máxime, habiendo defendido los colores de los dos mejores equipos de la historia de la categoría. Sí, no es seguro que estando subido al mejor coche debas conseguir la victoria… pero debería ayudar.
También habría que recordar a Fernando Alonso lo sucedido en el 2008. Ese año Alonso estaba subido en un cascajo venido a menos, el Renault, cuarto equipo en discordia, por detrás de Ferrari, McLaren y BMW. Alonso consiguió dos victorias. Vettel, por su parte, conducía un Toro Rosso (antiguo Minardi), y ni que decir tiene que el coche de Vettel no era para estar sexto, sino el doce o el catorce. ¡Sí, Vettel ha estado subido en coches poco competitivos!
Parece que Alonso no recuerda esas fechas, cuando allá en lontananza, en el Gran Premio de Italia, en Monza, Sebastian Vettel consiguió la primera victoria de la extinta Minardi en la F1, dando toda una clase de conducción en mojado a un virtuoso del agua como el mismo Alonso, conduciendo un coche claramente inferior ya no a un Ferrari o McLaren, sino al propio Renault de Alonso. Esas cosas se olvidan, y ardido como está el asturiano, arremete contra Vettel, acusándole directamente de no haber demostrado nada porque estaba subido en el mejor coche, menospreciando las habilidades del alemán. Y el teutón ya demostró de lo que era capaz subido en un Toro Rosso.
A esto se le llama falta de deportividad, no asumiendo las numerosas derrotas que se le infringen año tras año, deshaciendo la habilidad del rival como el político atacando a su vecino. Mal perder, en dos palabras.
No, ese no es el camino. Se ha convertido el de Oviedo en ese vendedor de humo, en ese político que promete y promete sin cesar, sabiendo que sus pies son de barro y que su cabeza (algo de lo que presume) está cada día peor amueblada, incapaz de encontrar el norte cuando está subido en ese kilómetro cero del hemisferio boreal.