Dime de quién vistes y te diré algo más

Publicado el 03 marzo 2010 por Rubison

Durante mucho tiempo, mientras estudiaba, trabajé como dependienta en varias tiendas de ropa con precios poco asequibles para la mayoría de las mortales. Entre cobros, tallas y perchas aprendía algo más que moda y tejidos. Llegué a adivinar según entraban las clientas por la puerta, las marcas por las que se decantarían. Y es que dime de quien vistes y te diré algo más... Es por ello, que las casas de moda no eligen a cualquiera como embajadoras de sus firmas. Por ejemplo, Tous en sus inicios brindó su imágen a la tenista Arantxa Sánchez Vicario ¿Alguien se la imagina tan dulce como un osito? No ¿Verdad?
Hay perfiles muy marcados, que pocas veces se abren a otros estilos. Siempre he dicho que Cavalli o Versace tienen sus propias mujeres-embajadoras. Unas mujeres a las que les gustan los estampados y los colores brillantes con prints atrevidos. Calzadas con altos tacones y ajustadas hasta quitar el hipo. Y en general, y no quiero ofender, también las más operadas. Así son ellas.

En las Antípodas de dichas donne tenemos a la mujer Armani. Más clásica, más comedida, que busca la comodidad y la elegancia sin estridencias.

Las mujeres más divertidas y comprometidas socialmente, optan por los diseños de Moschino. Féminas a las que les gusta el color, el algodón, las formas innovadoras y que dejan aflorar su lado más infantil. Es usual ver en sus prendas y accesorios millones de strass y dibujos animados de lo más popular.

Cuando alguien entraba en la tienda pidiendo D&G tenias que mirar como venía vestida. Si llegaba discreta pero sofisticada, le tenias que dar prendas en las que el logo de la marca quedara rezagaza a la etiqueta. Mientras que si la mujer era ostentosa, buscaba las prendas con el logo más grande posible. uff!

Velentino, las mujeres Valentino solían volar automáticamente solas guiadas por la naturalidad de su gusto. Optaban por las blazer y las prendas naturalmente adecuadas para cualquier cita. Era una gozada atenderlas, lo tenían todo tan claro. Incluso rozaban la cursileria.

Habrá algún perfil más, pero sin duda estos eran los más comunes en mi día a día. Entraban por la puerta y me ponía al ataque...