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Dimito.

Publicado el 05 diciembre 2013 por Bypils @bypils

Aborrezco profundamente al Doctor Fernández, experto en Ingeniería Genética. No puedo soportar esa fina capa de saliva que cubre sus labios. Ni sus manos rechonchas y sudorosas…

Los primeros meses trabajamos en perfecta armonía. Después, se le empezó a ir la cabeza…Trabajaba 24 horas al día, menos una en la que dormía.  Cada vez salivaba más… Nos hacía trabajar a su ritmo frenético…Ya es mala suerte que para que mi investigación sea visible en la comunidad científica, me tenga que asociar con un colega más prestigioso pero… ¿Fernández? Eso ha sido un castigo.

Esta mañana he abierto la caja que habían dejado en mi mesa, algo ha saltado y ha empezado a dar tumbos por el Laboratorio. Cuando por fin he podido capturar aquella cosa, me he quedado helada.

Una rana peluda.

Una rana con una larga mata de pelo.

Una rana con una coleta y un lazo rosa.

Una tarjeta manuscrita colgando del lazo : “Me dijiste que “Cuando las ranas críen pelo”. Doctor Fernández”

Eso fue lo que respondí cuando me preguntó si quería colaborar en un nuevo proyecto que se traía entre manos. Ahora mismo, estoy redactando mi dimisión mientras la rana me observa…

Con mucho sigilo, la rana peluda da un salto y se escapa por la ventana. Me froto los ojos… ¿Me lo habré imaginado todo? Observo la carpeta abultada con los primeros resultados de mi investigación y decido romper mi carta de dimisión. Torearé a Fernández. ¿Ranas con pelo? Ja!

La estoy haciendo pedacitos cuando algo, en la ventana, llama mi atención.

Me vuelvo a sentar delante de la pantalla del ordenador.

Abro el archivo “Cartadedimison.doc” y la imprimo de nuevo.

cerdos


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