Revista Libros
Dimitris Angelís.Aniversario.Traducción y prólogo de Virginia López Recio.Valparaíso Ediciones. Granada, 2014.
A caballo entre dos tradiciones, como Cavafis, como Adonis, la biogrrafía y la formación estética de Dimitris Angelís (Atenas, 1973) participa de lo oriental y lo occidental.
Y lo fronterizo es una característica fundamental de su poesía, no sólo por las referencias culturales sobre las que se construye un libro como este Aniversario que publica Valparaíso, sino porque también está en la confluencia genérica de lo lírico y lo narrativo, de la historia y el mito, del pasado y el presente, de lo individual y lo colectivo, de lo existencial y lo social expresado a través de los mitos homéricos y las referencias bíblicas.
Traducido y prologado por Virginia López Recio, al muy elogiado Aniversario, el primer libro de Dimitris Angelís que se publica en español, se añade 1989, un largo poema que hace de este volumen una antología que evoca en este texto final a Yannis Ritsos un año antes de su muerte.
Un poeta anciano que contempla helado frente al televisor la caída del Muro de Berlín, ve incrédulo el final de una época y deja caer al final del poema una manta de cuadros, como una metáfora de ese “tablero de ajedrez vacío” en que se ha convertido la historia.
En ñas cuatro partes en que se organiza Aniversario, el mito griego, los episodios bíblicos o el quijotismo se convierten no solo en referentes, sino en lugares de encuentro entre el presente y el pasado, en espacios poéticos donde dialogan el mundo y la voz potente que habla en poemas como este espléndido Balance:
Días que vendrán y se irán sin eco, días
de un silencio sin cicatrizar que no serán anotados en ninguna parte
porque no estabas a mi lado.
Un tuerto nos tiró piedras. Una hechicera
leyó en el azufre nuestro destino. Algunas mujeres intentaron
seducirnos con sus canciones desnudas de pecho. Poco después
nos quedamos en las tiendas de campaña de un islote y afuera
pasaban los batallones con los arqueólogos: Ésta es
mi historia, si me preguntas.
Y si por mi servicio de oficina me llaman “mitómano”,
no los critiques, durante años
Ninguno firmaba. Hijo de nadie.
Caucásico y kafkiano y siempre
quemado.
Santos Domínguez