Rasgo característico de la conducta social de aceptación del orden existente y valores y normas dominantes. Característica psicológica de un individuo que se subordina a la presión del grupo y se adapta a las opiniones de la mayoría. «Conformismo» es un cambio en la conducta u opiniones de una persona como resultado de una presión real o imaginada de una persona o grupo de personas. Se verifica una modificación en la posición de una persona en dirección de la posición del grupo. El conformismo se caracteriza por la aceptación de una norma dominante.
Podemos distinguir entre:
* Convencionalismo. Comportamiento congruente con las normas grupales pero que no causa conflicto al individuo.
* Conformismo. Comportamiento congruente con las normas grupales pero que sí causa conflictos al individuo.
El conformismo se compone de dos elemento: el comportamiento individual y una norma o criterio del grupo de la cual el individuo forma parte.
Se distingue un aspecto externo o conductual y otro interno o vivencial:
* Sometimiento externo. Aceptación pública y manifiesta de la norma grupal.
* Sumisión interna. Acuerdo de la persona con la norma grupal.
Sólo se puede hablar de conformismo cuando hay referencia a la norma grupal, no cuando el individuo prescinde de ella.
Influencia sobre el comportamiento por presión social:
El grupo ejerce una presión sobre los individuos con el fin de que cada uno tenga un comportamiento según las normas. Esto se realiza porque o bien el individuo tiende a asociarse con gente con la que le une un tipo de comportamiento o el individuo quiere conseguir por pertenecer a un grupo ventajas personales, con lo que deberá ser aceptado por el grupo y seguir las normas establecidas en su funcionamiento.
Uno de los experimentos más sonado sobre la presión social fue el de la obediencia a la autoridad de Milgram. Pretendía comprobar que todos seríamos capaces de torturar y asesinar sólo por cumplir órdenes:
A través de un anuncio, Milgram seleccionó a un grupo a quienes pagaron por participar en un estudio sobre «la memoria y el aprendizaje». Estas personas no sabían que en realidad iban a participar en una investigación sobre la obediencia. Cuando el participante (o sujeto experimental) llega al laboratorio se encuentra con un experimentador con una bata blanca y un compañero que como él, iba a participar en la investigación. Se les explica a ambos que el objetivo del experimento es comprender mejor la relación que existe entre el castigo y el aprendizaje. Uno de los dos participantes sería elegido al azar para hacer de maestro y al otro le correspondería el papel de alumno. La tarea del maestro consistía en leer pares de palabras al alumno y luego éste debía recordar la segunda palabra del par después de que el maestro le dijese la primera. Si fallaba, el maestro tendría que darle una descarga eléctrica como una forma de reforzar el aprendizaje.
El alumno se sienta en una especie de silla eléctrica y el experimentador lo ata con correas «para impedir un exceso de movimiento». Afirma que las descargas pueden ser extremadamente dolorosas pero que no causarán ningún daño permanente. Antes de comenzar, les aplica a ambos una descarga lo cual permite al maestro conocer la desagradable sensación a la que sería sometido el alumno. Cada vez que el alumno falle, el maestro tendrá que aplicarle una descarga que comenzará en el nivel más bajo e irá aumentando progresivamente en cada nueva serie de preguntas.
El experimento comienza. El maestro lee las palabras y puede escuchar las respuestas del alumno. Los errores iniciales son castigados con descargas leves, pero conforme el nivel de descarga aumenta, el maestro empieza a escuchar sus quejas. Cada vez que el maestro duda, el experimentador le empuja a continuar. El alumno grita diciendo que las descargas son dolorosas, que se niega a continuar, que no puede soportarlo más...
Los resultados demostraron que los sujetos obedecieron incluso aunque el alumno no diese ya señales de vida.
Es necesario añadir que el alumno era en realidad un cómplice del experimentador que no recibió descarga alguna.
El experimento activaba con fuerza una norma social que todos hemos aprendido: «Debes obedecer a una autoridad legítima».
El conformismo desde la psicología social se puede explicar:
- Como rasgo de la personalidad. La persona adopta las pautas culturales en las que vive y se somete al poder para adquirir seguridad y aliviar sus dudas.
- Como producto de la presión grupal. Responde a la necesidad de sentirse parte coherente de un grupo social, la necesidad de ser aprobado por el grupo
- Como asunción de un rol social. Los roles y sus estereotipos correspondientes son tan poderosos porque: establecen una coherencia entre el comportamiento y el contexto, adoptarlos, implica incorporar sus exigencia, la acción termina moldeando a las personas.
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