Lugar: Sala Penélope. Madrid
Fecha: 30 enero 2015
Asistencia: 600 personas
Artistas Invitados: Dinero y We Are Standard
Precio:
Sudor y fulgor con (mucho) Dinero en Madrid
Si vas a organizar una fiesta, es esencial decidir qué música va a sonar. Esa es la piedra angular sobre la que montar todo lo demás. Ni si quiera los invitados son relevantes. Lo que importa, lo que está por encima de todo, lo que da sentido al festejo es la maldita música.
Y si es viernes en la noche y lo que celebras es la puesta de largo del SanSan Festival (ya sabéis, en Semana Santa en Gandía), necesitas que la música sea visceral, vigorosa, contundente, frenética, resplandeciente, candente. Se trata, en definitiva, de que desde el primer acorde se desmelene el personal.
Esa es, por tanto, la misión en la Tierra que la banda madrileña Dinero cumplió con creces y con descarada solvencia. ¿Acaso alguien lo dudaba? A estas alturas su poderío en directo es más que conocido, pues son una apuesta segura para el sudor, las palpitaciones, el festejo y el baile, con ese rock noventero deudor de Nirvana, Foo Fighters y tantos otros. Categóricos y melódicos a partes iguales, mezcla ganadora.
Con un volumen ciertamente atronador (bravo), el grupo pegó duro con 'Nada', 'Dinamita', 'El momento perfecto', 'Trastorno bipolar', 'Purasangres', 'Vaya panorama', 'Mentiras' y 'Saboreal'. Todos ellos trallazos robustos y pétreos, con guitarras como serruchos y una batería contundente como pocas (diríase que Ekain, aka Thor, golpea con los puños ensangrentados).
Todavía hubo tiempo para el habitual momentazo con 'En invierno' y toda la sala del revés, con una faena rematada con el descabello de 'Enérgico Mágico Eléctrico'. Seguro que ya has visto a Dinero alguna vez, pero una última recomendación es que te des el gusto de disfrutarles en las distancias cortas, en una sala de esas en las que sudan hasta las paredes. Es fulminante y, justo por eso, reconfortante.
La velada prosiguió directa a la noche perturbadora con una generosa ración de baile evocador de We Are Standard, quienes, siempre divertidos y desafiantes, cogieron los mandos en el momento justo en el que ya la semana quedaba oficialmente atrás y sólo importaba el goce de todo un fin de semana en llamas por delante. Fundido en negro.