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La Sra. Merkel en el congreso de la CDU, su partido, fue confirmada como presidenta y candidata para las próximas elecciones del 2013 y en uno de sus discursos dijo que en el 2015 probablemente se podrá plantear la condonación de la deuda griega. Aunque ella lo planteó casi como un premio a los esfuerzos realizados por los griegos para cumplir sus planes, en realidad es la primera vez que aunque sea muy veladamente reconoce lo que todo el mundo está diciendo desde hace tiempo : que sus planes han fracasado. Pero de rectificar nada. 

El daño causado por su obsesión por la austeridad como único y exclusivo remedio, por aplazar el desastre griego y que los países con problemas lleven a cabo en mucho menos tiempo y en circunstancias mucho peores las reformas que se llevaron a cabo en Alemania, ha sido tan importante que ha reiniciado la crisis a nivel mundial hasta el extremo que el propio Bundesbank estima que el año próximo incluso Alemania podría entrar en recesión, cosa que, aunque estén tomando su propia medicina, por supuesto no me alegra y me preocupa. Creo que la situación política en Alemania puede llegar a ser complicada porque hasta ahora han llevado a cabo ajustes salariales muy importante hasta el extremo que Alemania es hoy uno de los países europeos donde las diferencias sociales son más acusadas, pero la situación se sostiene porque la economía soporta muy bien la crisis y el nivel de empleo es elevado, pero si la situación empeora y el paro aumenta la tensión puede llegar a ser muy alta.

Os adjunto un artículo de Andy Robinson que La Vanguardia publicó el viernes 7 de Diciembre, que entre otros casos referidos a intentos de luchar contra la crisis creando nuevas monedas o por métodos cooperativos explica el curioso caso de un pueblo austriaco que en el año 1932 superó muy bien la crisis creando una nueva moneda muy peculiar, peculiaridad que consistía en que tenía caducidad, es decir, si no se gastaba o invertía, con el tiempo perdía valor.

Son métodos extremos de luchar contra la crisis, lo malo es que lo que nos ha impuesto la Sra. Merkel es exactamente lo opuesto a lo que idearon aquellos imaginativos e inteligentes austríacos.  

Por cierto. Después de los acontecimientos en nuestro país en este final del 2012 ya no gritaré ¡Viva España! o ¡Visca Catalunya! sino ¡Vive la Suisse!, porque Suiza es un país multicultural del siglo XXI, mientras España es un país multicultural del siglo XVI, como mucho.