Viendo un comercial en televisión, en el cual, se dice que el dinero no hace la felicidad, me hizo reflexionar en torno a esta
pregunta y las repercusiones del tener o no dinero. Y es que siempre, cuando se hace esta pregunta, algunos responden que el dinero no hace la felicidad, pero que sí ayuda para ser feliz.
Entonces, meditando en todo esto fue que llegué a la siguiente conclusión: al menos en esta vida terrenal, el dinero sí hace la felicidad. Y les diré mis razones.
Si tengo dinero y me enfermo, puedo acudir a un médico, pagar la consulta y me atenderán de inmediato. Si no tengo
dinero, tengo que levantarme a las 5 de la mañana para ir al consultorio a pedir una hora, y si alcanzo algún número, me
atenderán ese día, de lo contrario, al día siguiente tendré que hacer lo mismo otra vez.
Si sufro un accidente, puedo ir a la urgencia de una clínica y pagar la atención, de lo contrario, tendré que ir al hospital,
en donde tendré que estar más de 6 horas esperando para que me atiendan, y dependiendo de la gravedad de mi accidente, se me atenderá primero o último.
Si tengo dinero, puedo poner a mis hijos en buenos colegios o universidades, de lo contrario, tendré que endeudarme con créditos.
Si tengo dinero, puedo pagar sin problemas los gastos básicos de mi hogar, y no tendría que decidir qué pago este mes: si el agua o el gas.
Si hubiera un buen sueldo en el hogar no tendrían que trabajar ambos padres, y así, la madre podría cuidar de sus hijos.
Pero como eso no pasa, ambos padres deben trabajar, y los hijos quedan solos y tienen que aprender a cuidarse por sí
mismos.
En fin, hay tantas cosas que se pueden hacer con dinero. Si lo tuviéramos, no andaríamos amargados pensando de dónde sacar para pagar los gastos básicos para comer, para vestirse, etc. Todo lo cual repercute en que nos estresemos, nos irritemos y nos deprimamos.
Ahora bien, todo se resolvería si los políticos realmente trabajaran para la gente, formularan leyes pensando en los que más necesitan y no es sus propios intereses o los de los empresarios, y si los empleadores fueran conscientes y pagaran sueldos dignos a sus empleados.
Yo no entiendo mucho de política, pero creo que no hay que entenderla para darse cuenta de qué lado trabajan los políticos.
Ellos no trabajan para la gente. Por eso es verdad eso que dicen de que el rico siempre es más rico y el pobre más pobre.
Hace un tiempo leí por ahí: “todos deberíamos tener caridad, que es amor. Y si tuviéramos esa caridad, no permitiríamos que pereciera el obrero en Sion”.
Por lo tanto, le pido a los señores políticos que cultiven la caridad, para que cuando aprueben leyes lo hagan pensando en el pueblo y no en sus intereses personales y de los empresarios que los apoyan en sus campañas políticas.
Pero como todo esto pareciera imposible, preocupémonos de buscar lo que nos dará la verdadera felicidad. Seamos buenas personas, solidarios con los que sufren. Ayudémonos unos a otros y seamos de buen ánimo a pesar de las dificultades. Y si en esta vida no somos todo lo feliz que deseásemos, tengamos la esperanza de que sí lo seremos en un plano espiritual, lo cual, al final, es lo que realmente importa.
Por Pilo