A muchos anticapitalistas y antilibertades de todo pelaje, no solo de izquierdas, se morirían de gusto si se produjera una involución y volviéramos al trueque, es decir, al intercambio de mercancías sin dinero (o sin ningún bien que haga de dinero). Además, ponen como ejemplo a Heidemarie Schwermer, una alemana que lleva años sin usar el dinero. Sin usarlo ella no los que viven a su alrededor.
Primero, el ejemplo de esta mujer, no es un mundo sin dinero. Ella, realmente no utiliza el dinero, es decir, recurre al trueque. Ahora bien, lo único que hace es diferir el intercambio monetario un paso, el suyo. Todas las personas con las que ella aplica el trueque utilizan dinero, con lo cual, ¿vive realmente sin dinero? Más bien no, es un mito y nada más.
Después de esto, imaginad que el dinero desapareciera y volviéramos al trueque. ¿Ahora qué? ¿Cómo nos pagarían en el trabajo? ¿Cómo echamos gasolina? ¿Cómo nos compramos ese nuevo móvil? ¿Cómo pagamos la luz, el agua, el gas, el teléfono...? ¿Y la hipoteca? Es decir, la gran ventaja del dinero, como medio de intercambio, es que nos permite diferirlos espacio-temporalmente. La abolición del dinero implicaría extrema complicación en nuestra vida diaria, ya que tendríamos que buscar qué, dónde y cuándo intercambiar con quien.
Lo bueno del dinero, es que podemos realizar intercambios en cualquier momento y en cualquier lugar, porque el dinero, es un bien que cumple esas dos características, es deseados por todos independientemente del lugar donde te encuentres y el momento. Sin embargo si no existiera, ¿qué haríamos? Si yo trabajo programando y lo que quiero a cambio es comida, gasolina, salir a cenar alguna vez al mes, etc. ¿Cómo lo haríamos? Sería simplemente imposible.
Suponiendo que volviéramos al trueque, seguramente comenzaría el proceso evolutivo de encontrar bienes que nos permitieran intercambios intermedios, es decir, un bien que yo puedo utilizar para intercambiar pero que realmente no es lo que quiero, pero sí me permite intercambiar lo que sí quiero realmente. A lo largo de la historia se ha dado con sal, ganado, semillas, conchas, metales, plata, oro... Pues bien, esos bienes son dinero, porque el dinero se define por su función.
Pues bien, y terminando, hay que dejar hacer demagogia con el dinero, porque es una gran institución surgida a través de un proceso de prueba y error a lo largo de la historia. En todo caso, lo que habrá que reclamar es que el dinero vuelva a la sociedad, y dejemos de utilizar papelitos de colores por la fuerza. Todo lo demás son brindis al sol y empobrecimiento a marchas forzadas.
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